Ganadería sostenible: La clave está en mejorar la alimentación

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Por: Raúl Vela

El sector pecuario es crucial para la subsistencia de 1.300 millones de personas y representa el 40 % de la producción agraria mundial. En América Latina y el Caribe, este sector representa el 46 % del producto interno bruto agropecuario, con una tasa anual de crecimiento del 3,7 %, superior a la tasa promedio de crecimiento mundial, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En el Perú, existen 2.3 millones de unidades agropecuarias, 1.8 millones de las cuales se dedican a la actividad ganadera, encontrándose el 68 % en los Andes, 19 % en la Amazonía y 13 % en la costa.

Sin embargo, detrás de estas de esas cifras alentadoras, se esconde una realidad inquietante: A nivel mundial, la ganadería (principalmente, vacuna) es responsable del 10.3 % de los gases de efecto invernadero (GEI), equivalentes a dióxido de carbono (CO2), lo que representa un desafío en la lucha contra el cambio climático.

Un informe presentado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) es claro en su mensaje: la reducción de las emisiones de GEI derivadas de la ganadería es una necesidad urgente. Con la demanda de productos de origen animal proyectada para aumentar un 20 % para 2050, la presión sobre este sector y su impacto ambiental solo aumentarán con el tiempo.

Durante la COP21, Perú se comprometió a reducir en un 30 % sus emisiones de GEI para el 2030 y fortalecer sus políticas de adaptación al cambio climático. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿qué avances reales se han logrado desde entonces?

El Dr. Carlos Gómez Bravo, profesor principal de la Facultad de Zootecnia de la Universidad Nacional Agraria La Molina y coordinador del grupo de Investigación Cambio Climático y Ganadería, destaca los esfuerzos del gobierno peruano a través del Ministerio de Desarrollo Agrario (Midagri) para promover mecanismos de adaptación y mitigación al cambio climático en la ganadería, como la instalación de pastos cultivados y la implementación de sistemas silvopastoriles. Sin embargo, reconoce que estos esfuerzos son insuficientes y a menudo se quedan en intenciones o ideas escritas en el papel debido a la falta de recursos.

Hay que aprender de Costa Rica y Colombia

Además, es fundamental que el Estado peruano no solo promueva políticas, sino que también adopte y replique estrategias exitosas de otros países. Ejemplos como Costa Rica y Colombia, que están avanzando hacia modelos ganaderos más sostenibles y eficientes, deben ser estudiados y adaptados a la realidad peruana.

Innovación tecnológica para reducir las emisiones de GEI

La clave para reducir las emisiones de GEI en la ganadería radica en la innovación tecnológica y en cambios en el manejo nutricional del ganado. La implementación de tecnologías menos contaminantes y la mejora de la calidad de los alimentos para el ganado pueden marcar una diferencia significativa.

La colaboración entre el Estado, las universidades y el sector privado es fundamental en este proceso. Es alentador ver iniciativas como la Alianza por una Ganadería Regenerativa en la Amazonía Peruana (AGRAP), que busca mejorar la sostenibilidad y la calidad de vida de los productores locales. Esta alianza está integrada por el Midagri, el sector empresarial y los organismos no gubernamentales como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

El impacto ambiental de la industria ganadera (vacunos) es un tema de creciente preocupación a nivel global. En el mundo, el metano representa aproximadamente un 20 % de las emisiones de GEI y atrapa 25 veces más calor en la atmósfera que el dióxido de carbono. En ese sentido, un reciente estudio realizado en el Perú revela que el metano entérico, un gas de efecto invernadero, representa entre el 50 % y el 70 % de las emisiones totales de CO2 en un hato lechero. Esto destaca la urgencia de implementar medidas que mitiguen estas emisiones y reduzcan la huella ambiental de la producción de leche y carne.

Avances en la UNA La Molina

El Dr. Gómez Bravo destaca los esfuerzos de investigación realizados por la Universidad Nacional Agraria La Molina, en colaboración con el Ministerio del Ambiente y el Minagri. Estos trabajos han permitido determinar el factor de emisión de metano entérico en vacunos lecheros nacionales, empleando las directrices del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, 2019) y datos recopilados en las principales regiones lecheras del Perú. Este avance es crucial para mejorar el Reporte Anual de Gases de Efecto Invernadero del país, ya que anteriormente se utilizaban valores predeterminados recomendados por el IPCC para países latinoamericanos.

A pesar de estos logros, el Dr. Gómez señala que la colaboración entre el Estado y la academia aún es limitada en algunas regiones debido a restricciones presupuestarias.

Mejorar la alimentación

Una estrategia que ayudaría a reducir las emisiones de metano entérico es mejorar la calidad nutricional de los pastos y forrajes. Este enfoque no solo beneficia al medio ambiente, sino que también puede tener un impacto positivo en la productividad y sostenibilidad de los ganaderos.

En línea con estas iniciativas, el Plan Ganadero Nacional al 2027 establece como meta alcanzar 1.000.000 de hectáreas de pastos cultivados. Este ambicioso plan no solo busca aumentar la productividad animal, sino también asegurar la sostenibilidad de los ganaderos en regiones altoandinas, donde la actividad ganadera es crucial para la economía local.

Además de los ajustes en la alimentación ganadera y la siembra grandes extensiones de pastos cultivados, se están desarrollando innovaciones tecnológicas para abordar el problema del metano en la ganadería. Esto incluye el uso de inhibidores directos de la metanogénesis en animales rumiantes como los vacunos, como aceites esenciales, taninos y ionóforos. Estas sustancias tienen como objetivo reducir la producción de metano en el rumen, sin afectar negativamente la digestión de los alimentos o la salud de los animales.

En resumen, el futuro de la ganadería peruana depende de nuestra capacidad para equilibrar el progreso económico con la responsabilidad ambiental.

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