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Fiebre aftosa en Bovinos

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La glosopeda en bovinos o fiebre aftosa ha estado presente en diferentes partes de Europa, África, Asia y gran parte de Sudamérica durante muchos años. Los Estados Unidos de Norteamérica tuvieron nueve brotes entre 1870 y 1929. El brote de 1914-1916 fue el más grande. En Canadá, la última aparición de la fiebre aftosa fue en 1952; en México, de 1946 a 1954. Inglaterra ha tenido varios brotes, el más costoso fue en 1967-1968.

Etiología de la Fiebre aftosa en Bovinos

El virus de la fiebre aftosa está clasificado como enterovirus, miembro de la familia Picornaviridae el género Aphtovirus. Existen 7 tipos de virus distintos, inmunológica y serológicamente identificados como: tipos A y C; tipos de los territorios sudafricanos (SAT1, SAT-2, SAT-3) y SIA-l.

Además de los 7 tipos, se han distinguido, por lo menos, 65 subtipos mediante pruebas de fijación del complemento.

Epizootiología Fiebre aftosa en Bovinos

La fiebre aftosa es enzoótica en África, Europa, Asia y Sudamérica. México y Canadá han sido territorios invadidos, aunque en ambos casos fue controlada y erradicada. En Estados Unidos, el último brote ocurrió en 1929. No se ha registrado la enfermedad en Australia, Nueva Zelanda, Centroamérica e Irlanda.

Aunque la enfermedad no es mortal, llega a presentarse, en promedio, 2% en adultos y 20% en crías. Los animales se ven gravemente afectados y el período de convalecencia es tan prolongado, que la producción de carne y leche se afecta considerablemente El virus resiste las influencias externas, incluyendo desinfectantes comunes y las prácticas de almacenamiento de carnes. En objetos infectados, puede persistir por más de un año. En ropa y alimento de 10-12 semanas y en el pelo hasta un mes.

Es muy susceptible a cambios de pH que se alejen de la neutralidad. Los rayos solares lo destruyen rápidamente, pero puede persistir en los pastos durante periodos largos a baja temperatura. La ebullición lo destruye si se halla fuera del tejido, pero el método más seguro es autoclave a presión, cuando se emplea desinfección por calor.

En general, es relativamente susceptible al calor e insensible al frío. Los desinfectantes que lo pueden destruir en pocos minutos son: hidróxido de sodio, formol al 1-2% o carbonato de sodio al 4%. Elefantes, erizos, coipús machos, roedores y rumiantes silvestres son susceptibles a la infección y pueden convertirse en reservorios para los animales domésticos. También son susceptibles: bovinos, cerdos, borregos, cabras, armadillos, ratas comunes, nutrias, osos pardos, búfalos y capibaras; ocasionalmente, el hombre.

Experimentalmente se han infectado cachorros, gatos, conejos, chinchillas y otros. El virus aparece en sangre y leche poco después de que aparezca en la saliva, antes de que surjan las vesículas orales. Todas las excreciones incluyendo orina, leche, heces y semen  pueden tener capacidad infecciosa antes de que el animal se muestre clínicamente enfermo y un periodo después de la desaparición de los signos.

La infección máxima es cuando comienzan a exudar las vesículas de hocico y extremidades, ya que el líquido vesicular contiene el virus en concentración máxima. La supervivencia del virus guarda relación con el pH del medio. El desarrollo de acidez en el rígor mortis desactiva el virus, pero el congelamiento rápido suspende la formación de ácido y es probable que el virus sobreviva. Con el descongelamiento, se inicia de nuevo la formación de ácido y suele destruirse el virus. Las carnes adobadas o saladas por métodos de desecación tienen capacidad infectiva. Toda clase de objetos; incluyendo paja, pesebres, ropa, llantas, arneses, alimentos y, hasta el cuero, son fuente de infección durante periodos prolongados.

Patogenia de la Fiebre aftosa en Bovinos

El virus penetra por ingestión, inhalación e incluso experimentalmente (laboratorio), llegando a la corriente sanguínea donde muestra predilección por el epitelio de boca y patas y, en menor grado, por el de los pezones. Después de un período de incubación de 1 a 21 días (en promedio) aparecen las lesiones características en los sitios señalados.

Las lesiones por la irritación local son constantes. La fase de septicemia viral generalmente pasa inadvertida y sólo cuando se localizan las lesiones en boca y extremidades se considera al paciente clínicamente enfermo. Como ya se señaló, la diseminación del virus se afectúa por medio de las excreciones (saliva, leche, heces y semen).

Signos clínicos de la Fiebre aftosa en Bovinos

Descenso en la producción de leche, fiebre, postración y anorexia, seguidas de la aparición de la estomatitis aguda y dolorosa. Se presenta sialorrea abundante: la saliva pende en forma de filamentos y el animal produce un chasquido típico con los labios, además de masticar cuidadosamente. Pronto aparecen vesículas y ampollas de 1 a 2 cm de diámetro en mucosa bucal, encías y lengua, las cuales se rompen al cabo de 24 horas, dejando una superficie cruenta y dolorosa.

Las vesículas que se rompen expulsan un líquido pajizo claro. Al mismo tiempo que las lesiones bucales, aparecen vesículas en las extremidades, sobre todo en las hendiduras de las pezuñas y en la corona.

La ruptura de estas vesículas produce cojera y se convierten en úlceras. La invasión bacteriana secundaria de estas lesiones pueden dificultar la curación y afectar a las estructuras profundas de la extremidad. A veces aparecen vesículas en los pezones, y cuando el orificio es afectado, sobreviene mastitis intensa en la vaca. La convalecencia puede prolongarse hasta seis meses. Los bovinos jóvenes son más susceptibles que los adultos.

Diagnóstico de la Fiebre aftosa en Bovinos

Se puede realizar un diagnóstico presuntivo de campo inoculando, por lo menos, a dos bovinos utilizando líquido fresco de las vesículas: Uno deberá ser inyectado por vía intravenosa o intramuscular, y el otro deberá ser inyectado en la mucosa de la lengua, labio o paladar dental. Si el virus es de fiebre aftosa, ambos animales desarrollarán la enfermedad. Si es estomatitis vesicular, el animal inyectado vía IV o IM no desarrollará la enfermedad, pero el otro si enfermará.

Si se trata de extantema vesicular del cerdo, ninguno de los animales desarrollará la enfermedad. La inoculación de cerdos no es útil debido a que, por lo general, estos animales desarrollan la enfermedad cuando está presente cualquiera de los cuatro virus.

El virus de fiebre aftosa puede ser diferenciado por las pruebas de fijación del complemento, virus de neutralización, precipitación en gel agar, crecimiento diferencial en cultivos de tejido, determinación de las propiedades físicas y químicas, o la prueba de ELISA.

Prevención y control de la Fiebre Aftosa

En la mayoría de los países, los brotes de fiebre aftosa son de reporte obligatorio; no cumplir con esta norma zoosanitaria es causa multa o bien, de encarcelamiento. Tan pronto como se diagnostica un brote de fiebre aftosa, todos los animales de pezuña hendida expuestos deben ser sacrificados de inmediato y después ser incinerados o enterrados. No se permite la reclamación de la carne o la leche, pues debe considerarse infectada.

Deben desinfectarse todos los locales contaminados, ropas, vehículos de motor y maquinaria agrícola. Deben quemarse camas, alimentos, recipientes, productos animales y otros productos que no puedan desinfectarse adecuadamente. En la limpieza y desinfección de establos y pequeños corrales se usa formol, hidróxido de sodio al 1-2% o carbonato de sodio al 4%. Los ácidos y los álcalis son los mejores desactivadores del virus y su actividad se puede aumentar con la acción de un detergente.

Una vez destruidas todas las posibles fuentes de infección, la granja debe quedar libre de animales durante seis meses. Se debe reducir el movimiento de personas o animales hacia (o desde) los locales contaminados.

Se cuarentena a las granjas en un radio de 20 a 25 km del punto en que se inició el brote. La vacunación con vacunas muertas trivalentes O, A y C, se recomienda sólo en países donde la enfermedad es enzoótica, pero debido a la baja inmunidad de vacunas muertas, se han producido vacunas con virus atenuados por pasos a través de ratón blanco, embrión de pollo, conejos y cultivos de tejidos.

Salubridad pública

El hombre puede mantener el virus de la fiebre aftosa en la garganta durante periodos cortos, después de exponerse a él. Existen pocas infecciones auténticas de fiebre aftosa en el hombre.

Signos clínicos

La fiebre aftosa es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta animales con pezuña hendida (ganado bovino, cerdos, ovejas, cabras, y a algunos animales silvestres). El comienzo y la severidad de los signos clínicos pueden variar entre animales. Las lesiones vesiculares (ampollas, úlceras y llagas) en el ganado bovino pueden encontrarse en la boca, en las patas, en el morro/ollares y en los pezones. El
ganado bovino con fiebre aftosa puede exhibir uno o varios de los siguientes signos clínicos:

  • Salivación excesiva
  • Renuencia o incapacidad para comer
  • Cojera
  • Renuencia a moverse
  • Enrojecimiento y/o palidez de las bandas coronarias
  • Descarga nasal

El reconocimiento temprano de la fiebre aftosa y su pronta declaración es crítico para contener esta enfermedad altamente contagiosa.

El ganado bovino que se recupera de una infección con fiebre aftosa puede tener problemas de salud a largo plazo incluyendo:

  • Bajo rendimiento y desempeño
  • Mastitis crónica
  • Fiebre (39.4- 41°C ; 103-106°F)
  • Depresión
  • Disminución de la producción de leche en vacas lactantes
  • Muerte súbita en ternero jóvenes debido a miocarditis.
  • Cojera crónica

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