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Ecuador Apuesta a la Ganadería Climáticamente Inteligente

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Así lo planteó la FAO al destacar siete proyectos de diferentes subsectores en la región que han sido exitosos en alinear objetivos ambientales, con una producción agropecuaria eficiente y socialmente inclusiva. “Estos casos se analizan para mostrar los caminos posibles para transitar desde nuestros sistemas productivos actuales, a sistemas productivos más sostenibles y resilientes”, señaló el organismo mundial.

Uno de esos ejemplos es la ganadería climáticamente inteligente que se desarrolla en Ecuador, donde esta actividad representa el 43 % de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del sector agropecuario y el 18 % del total del país. Para la FAO esto ocurre en parte porque algunos productores aplican prácticas de manejo poco sostenibles, con tecnologías que muchas veces profundizan el ciclo de degradación de los suelos, generan más emisiones y finalmente aumentan su vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático.

En respuesta a este escenario, el gobierno ecuatoriano, con el apoyo técnico de la FAO y financiero del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), elaboró el proyecto “Ganadería Climáticamente Inteligente (GCI)”, que tuvo como objetivo ayudar a conservar el suelo, fortalecer la capacidad adaptativa al cambio climático y bajar las emisiones del sector.

La implementación del plan se llevó a cabo mediante políticas intersectoriales y prácticas de ganadería sostenible en siete provincias vulnerables del país: Guayas, Manabí, Santa Elena (Costa), Imbabura, Loja (Sierra), Napo y Morona Santiago (Amazonía)

Tras la adopción de buenas prácticas ganaderas, la productividad lechera aumentó en un 40 % promedio y los ingresos diarios por animal ordeñado crecieron desde 3,15 dólares, a 4,50 dólares. Una mejor alimentación del ganado, a través de un manejo adecuado de pastos y suplementos nutricionales, se tradujo en reducciones de costos para los productores.

Adicionalmente, se redujeron las emisiones de GEI en un 20,4 %. El paisaje productivo se volvió más armónico y mejoró la salud de los ecosistemas, gracias a un mejor manejo de pastos, suelos y residuos, además de un uso más eficiente del agua y una menor deforestación. (Lea: Ganadero: aprenda a enfrentar el verano y el invierno)

Así mismo, más de 800 fincas replicaron las buenas prácticas por iniciativa propia, dados los beneficios generados por las medidas. El enfoque de GCI fue adoptado y será escalado por un gobierno provincial en un plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, mientras que a nivel nacional lo harán el Ministerio del Ambiente y Agua del Ecuador (MAAE) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), en el marco de un programa de pago por resultados de ProAmazonía financiado por el Fondo Verde del Clima.

También como resultado de este proyecto se creó una alianza estratégica con el sector privado (con la empresa Telefónica), en base a una aplicación web desarrollada por el proyecto, que permitió el diseño de un aplicativo móvil para que los usuarios puedan monitorear las emisiones, contribuir a medir la capacidad adaptativa y, como resultado, facilitar su acceso a líneas de crédito verde con BanEcuador.

No obstante, también se identificaron factores críticos como la resistencia al cambio por parte de los productores que fue una de las barreras que más dificultó el escalamiento. Para abordarla, se siguió una estrategia de facilitación culturalmente adaptada para incorporar la visión de los pueblos indígenas y perspectiva de género. Esto fomentó la participación y apropiación del enfoque de GCI, y resultó clave para su completa adopción con la constatación de los beneficios asociados.

Igualmente, el acceso a información (en términos de monitoreo de emisiones y de implementación de buenas prácticas) fue un obstáculo para el reconocimiento de los logros del proyecto y el financiamiento. Para superar esta barrera, se promovió una alianza con Telefónica para el desarrollo de un aplicativo móvil con información en tiempo real, tanto para los ganaderos, como para el financista.

El acceso a financiamiento para la implementación de las nuevas prácticas fue un desafío relevante. A través del proyecto, se generó una opción con BanEcuador que validó los beneficios de las prácticas y permitió hacer frente a los compromisos adquiridos por los productores. Adicionalmente, al notar los beneficios de las nuevas prácticas, la comunidad involucrada se transformó en impulsora del escalamiento a través del cofinanciamiento de los insumos necesarios para adoptar este modelo productivo sostenible.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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