Luis Cuadros Moreno, zootecnista experto en nutrición animal
La cascarilla de soja es un subproducto del procesamiento industrial del grano en la producción de aceite. Dadas sus características por su contenido de fibra y energía, se ha convertido en una alternativa para suplementar a las vacas productoras de leche.
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En general, la cascarilla tiene un alto porcentaje de fibra, más del 60% de FDN, y más del 80% en la parte digestible, por lo que se debe emplear con otros alimentos para los rumiantes. En cambio, su nivel de proteína bruta varía entre el 7 y 20%, ubicándose en promedio en 12.
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También poseen una elevada concentración de carbohidratos (alrededor de 75%), así como registra un 2% de azúcares solubles (sacarosa) y un 5% de azúcares insolubles (rafinosa, estaquiosa y verbascosa).
La fracción fibrosa es potencialmente degradable por completo (superior al 85%), pero la velocidad de degradación es lenta, lo que limita la capacidad de consumo de energía. Así pues, la digestión puede resultar incompleta en animales de leche o de ceba, donde el tránsito digestivo en el rumen es rápido.
Su aporte de fibra efectiva, que estimula la motilidad de este órgano, es reducido. En general es un concentrado de fibra digestible altamente palatable que se emplea en dietas de rumiantes con niveles de producción medios o altos.
De otro lado, su contenido proteico es el mínimo necesario para los animales adultos, pero podría disminuirse si se mezcla con otros alimentos de menor contenido de proteína.
Algunas de las recomendaciones para alimentar al ganado incluyen no suministrar más del 1,5% del peso vivo, pues puede provocar meteorismo durante la adaptación, ni tampoco agregar urea, pues la cascarilla puede contener la enzima ureasa que podría provocar intoxicación.
Si bien los requerimientos del animal difieren de acuerdo a su metabolismo y las funciones de producción, como lactancia, gestación, ganancia de peso, entre otras, se puede seguir ciertos lineamientos.
Los expertos sugieren comenzar con pequeñas cantidades, alrededor de 500 g en la ración, e ir incrementando cada 2 o 3 días hasta alcanzar la meta de 1,5% de PV. Para animales que se resisten a consumirlo, puede ofrecer una pequeña cantidad de sal en la ración.
De acuerdo con Luis Cuadros Moreno, zootecnista experto en nutrición animal, en Colombia este subproducto es limitado, mientras que hay mayor disponibilidad de la torta de soya. Sin embargo, hay algunas comercializadoras que lo ofrecen en sus portafolios