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Argentina Evalúa Dejar de Vacunar Contra la Fiebre Aftosa, pero no Avanzaría por Zonas por Categoría Bovinas

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Luego de que Brasil reconociera a ciertos estados con el status de “Libres de Aftosa sin vacunación”, las alarmas en la frontera norte de nuestro país se prendieron. El Senasa emitió rápidamente la resolución 767/2020 para fortalecer esa zona y reforzar la cobertura vacunal en las localidades fronterizas y sobre los productores más pequeños.

Ahora bien ¿Argentina podría eventualmente seguir en algún momento los pasos del país vecino?

Horacio Angélico, jefe del Programa de Vacunación Antiaftosa de Senasa, adelantó a Bichos de Campo que junto a entidades privadas se está evaluando esa posibilidad para el mediano plazo. “Estamos analizando si nos convendría dejar de vacunar por categorías, año a año, y en tres o cuatro años dejar libre todo el país. Se evalúa dejar de vacunar las categorías que tienen menos riesgo de enfermarse”, dijo. En el organismo aclararon que esas conversaciones son todavía muy prematuras y que por ahora la Argentina continúa como está: vacunando a todo su rodeo del Río Colorado para el norte.

Angélico explicó que la idea de este proyecto, en caso de que finalmente se decida concretar, no sería avanzar por zonas geógráficas (como sucede hoy con el área libre de la Región Patagónica) sino por categoría bovinas. Esto se debe a que que se necesitarían barreras sanitarias y habría problemas con la comercialización a nivel interno, como ya sucede con La Pampa, que reclama vender sus asados en el sur del país.

La noticia resulta sorpresiva sobre todo cuando se tiene en cuenta el buen estado epidemiológico que tiene el territorio en este momento. Sin embargo, esto se presenta como una gran oportunidad para llegar a nuevos mercados.

En este sentido Angélico explicó: “Hoy tenemos muchos mercados abiertos para carne sin hueso, refrigerada y madurada. La posibilidad que tendría Argentina sería la de poder enviar carne con hueso y no sólo bovina, sino carne de especies menores como porcinos”.

Pero mientras esta idea se desarrolla, hay preocupación por la decisión de Brasil, que incoluvrta a varios estados limítrofes con la Argentina. El Senasa ya envío 287 mil dosis de la vacuna hacia las provincias de Jujuy, Salta, Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones. Brasil realizó este año la última aplicación en el estado de Río Grande do Sul, que se suma al resto de las localidades que ya no vacunarán: Acre, Paraná y Rondonia.

Dentro de la normativa dispuesta por la resolución, los pequeños productores seleccionados en cada región por esta entidad recibirán un subsidio para que la vacuna sea gratis y solo se deba pagar el costo del operativo. Angélico informó que parte del dinero vendrá de parte del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en el marco de un acuerdo de cooperación.

“La idea es que los pequeños productores no hagan una erogación por lo que cuesta la vacuna y mejore la cobertura en esos estratos pequeños”, aclaró.

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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