Artículos

Actinomicosis en bovinos

Publicado

en

(7.244 lecturas vistas)

COMPARTIR

Es una enfermedad infecciosa crónica de tipo granulomatoso, también es considerada una zoonosis. Su distribución es mundial. En bovinos es causada por una bacteria del género Actinomyces, especie bovis. Es pleomórfica, Gram positiva, aerobia o anaerobia facultativa e in vivo forma filamentos y ramificaciones. Las lesiones se ubican preferentemente en la mandíbula inferior y consisten en osteítis y osteomielitis destructiva con proliferación regenerativa. 

La actinomicosis bovina de los bovinos que se caracteriza por la afección de las estructuras óseas, en particular de la mandíbula o quijada. La actinomicosis es una enfermedad que se conoce como el cáncer de mandíbula en bovinos, aunque afecta también a ovinos y caprinos, otras especies incluido el humano.

Otros nombres: Quijada hinchada, quijada abombada, mandíbula de caucho, mandíbula aterronada.

Etiología de la actinomicosis bovina

La causa primaria es el Actinomyces bovis, aunque pueden identificarse otras bacterias en las lesiones extensas. Esta bacteria es un bacilo Grampositivo. El término actinomicosis se refiere a la infección con Actinomices bovis que origina los llamados gránulos de azufre, partículas caseosas en el pus o en el tejido infectado.

Los microorganismos se encuentran en el pasto e ingresan a través de soluciones de continuidad a través de la encía, llega al periostio y produce osteólisis, formándose la “arenilla ósea”. Las manifestaciones de la enfermedad en la forma cérvico-facial son generalmente secundarias a caries dentales, en la forma torácica se debe a aspiraciones de secreciones orales y en la forma abdominal a fisuras en la mucosa intestinal o bien ser secundarias a un divertículo o a procesos apendiculares.

Epizootiología: El germen es flora normal de boca, faringe y tubo digestivo. De manera oportunista invade los tejidos más profundos de la mandíbula a través de las heridas de los alvéolos dentales. También está asociada con la entrada de materiales extraños, como trozos de madera o alambre.

La presentación más frecuente de la enfermedad en bovinos jóvenes, es durante la muda de las piezas dentales. Si bien, la actinomicosis se presenta esporádicamente en los hatos afectados, su importancia radica en su amplia distribución y su escasa respuesta al tratamiento. Se registra en la mayor parte del mundo.

Patogenia de la actinomicosis bovina

En la mandíbula se produce una osteomielitis con rarefacción (disminución de la densidad y peso de un órgano por atrofia o resorción, con conservación del volumen).

Se observa la formación característica de granulación, tanto en la mandíbula como a lo largo del esófago inferior y del retículo.

También se presentan casos raros de complicación visceral. En éstos órganos se forman áreas necróticas llenas de pus, que pueden salir hacia la superficie a través de conductos fistulosos.

Más adelante, el tejido conectivo se endurece formando masas de aspecto tumoral. Una característica de la enfermedad es la formación de pus espeso, mucoide, persistente, de color verde amarillento e inodoro que contiene gránulos caseiformes de unos 3-4 mm de diámetro.

La lesión en los maxilares obstaculiza la aprensión y masticación y, cuando está afectado el aparato digestivo, se comprueba la dificultad de los movimientos del rumen y la digestión, lo que provoca inanición parcial.

Son raros los hallazgos en otros órganos provocados por diseminación hematógena a partir de lesiones primarias. Se han encontrado lesiones en testículos (orquitis).

Hallazgos post-mortem

La actinomicosis adopta tres formas principales de acuerdo con la ubicación de las lesiones: cérvico-facial, torácica y abdominal.

Forma cervico-facial

Puede iniciarse como una masa fluctuante ubicada debajo de la mandíbula o como un absceso doloroso, de progresión más rápida, ubicado en la misma zona, en la región parotídea o en el cuello.

Esta forma de presentación se asocia en general a una patología bucodental crónica. Posteriormente se fistuliza a través de varios canales, drenando un exudado purulento que contiene las drusas (llamadas también “granos de azufre”).

El proceso se puede diseminar por los planos de clivaje que le ofrecen los tejidos, pudiendo afectar la lengua, glándulas salivales, huesos del cráneo, meninges.

Forma torácica

Por la aspiración de las secreciones orales los microorganismos se ubican en los pulmones, necrosan el parénquima pulmonar dando lugar a la formación de abscesos, similares a procesos iniciales de la tuberculosis pulmonar. Los abscesos pueden fistulizarse a través de la pleura, la parrilla costal y la piel, drenando al exterior. Es frecuente la aparición de dolor torácico, fiebre, tos con abundante expectoración y pérdida de peso.

Forma abdominal

El microorganismo que está contenido en las secreciones orales ingeridas con el alimento, penetra a través de lesiones en la mucosa gastroentérica, produce la necrosis de los tejidos lo que trae aparejada la formación de abscesos en la pared de estómago e intestinos y en el peritoneo.

Otras formas

Las lesiones pueden localizarse en forma muy poco frecuente en las válvulas cardíacas, en el cerebro, en la zona ano-rectal o en el subcutáneo.

También puede producirse la actinomicosis generalizada, fenómeno que ocurre a través de la diseminación hematógena del germen, afectando entonces varios órganos.

Signos clínicos de la actinomicosis bovina

La actinomicosis del maxilar comienza por una tumefacción ósea indolora localizada en uno o ambos maxilares, casi siempre a nivel del molar central.

Se manifiesta al principio por babeo e incapacidad de tomar o masticar el alimento adecuadamente. A medida de que la lengua resulta más afectada, aumenta de tamaño, es dura, inmóvil y sobre sale de la boca. Puede llegar a ulcerarse en los lados o presentar nódulos.

En las infecciones agudas existe fiebre pero en los casos subagudos o crónicos con frecuencia falta. Los conductos salivales dilatados que aparecen como ránulas se pueden observar en situaciones ventral con respecto a la lengua.

La anorexia es relativa o total porque la lengua ha reducido la movilidad y puede ser dañada por los dientes si intenta masticar.

Las infecciones precoces se pueden confundir con lesiones traumáticas.

El agrandamiento inflamatorio puede ser discreto y, como radica en la mandíbula, aparece como engrosamiento del borde inferior del hueso, con la mayor parte de su volumen en el espacio ínter mandibular.

Esas lesiones a menudo no se descubren sino hasta que adquieren gran extensión, cuando ya el tratamiento es ineficaz. Las lesiones discretas más comunes se observan con más facilidad en las superficies laterales de los huesos.

En algunas lesiones el aumento del volumen es rápido, pues se produce en pocas semanas, mientras que en otros casos se requieren meses.

Los dientes enclavados en el hueso enfermo pierden su alineación y presentan dolor, dificultando la masticación con pérdida subsiguiente del estado general. En casos graves, la diseminación hacia los tejidos blandos puede ser extensa y llegar a músculos y aponeurosis de la región faríngea.

La inflamación excesiva de los maxilares eventualmente puede producir disnea, y llevando el paciente a tal estado de agotamiento que se impone el sacrificio, aunque para llegar a esta etapa deben transcurrir casi siempre varios meses.

Diagnóstico de la actinomicosis bovina

Si se examinan los gránulos de azufre en fresco, presionados únicamente por un cubreobjetos limpio, se observa fácilmente el efecto de hongos radiados. Los bordes de los gránulos comprimidos muestran filamentos radiales, hinchados, claviformes. Por lo general, en las preparaciones de pus teñidas, no se ven estas formas claras, pero se les puede ver en los cortes histológicos.

El otro método de diagnóstico es el aislamiento del germen, ya sea a partir de una biopsia de tejido o de un aspirado del líquido para identificar al organismo causal.

Prevención actinomicosis bovina

Se debe tener especial cuidado con la limpieza de las instalaciones y el alimento, sobre todo en animales jóvenes a los que les están brotando los dientes.

Tratamiento de la actinomicosis bovina

Las lesiones locales se tratan con solución de lugol y, en ocasiones, se administra yoduro de sodio por vía intravenosa para las lesiones internas. Se recomienda aunar antibiótico al tratamiento como: penicilina, estreptomicina (11 mg x kg tres veces al día por 5 días) aureomicina y, a veces, dan resultado las tetraciclinas.

El antibiótico se inyecta en la periferia de las lesiones durante 5 días consecutivos. Sin embargo, a pesar de lo anterior, el tratamiento contra esta enfermedad no resulta del todo efectivo; si el tamaño de la lesión es muy grande, el tratamiento resulta ineficaz.

Para el caso de infecciones precozmente iniciar tratamiento, con estreptomicina 11mg/kg tres veces al día durante 5 días.

Los casos bien arraigados pero que todavía no drenan, deben ser tratados durante un tiempo de 14 a 30 días. Las vacas con granulomas cutáneos de gran tamaño y con drenaje requieren terapia de larga duración durante 1 o 2 meses con estreptomicina y penicilina.

Leer más
Click para comentar

Deja un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Casos Clínicos

Meningoencefalitis Bacteriana en Terneros

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Artículos

Se levantarían barreras para importar al Perú semen bovino de Brasil

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Artículos

Inseminación artificial en vacas: ¿Dónde depositas el semen?

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Tendencia