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Conozca los 3 Tipos de Ubres en Vacas

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Uno de los primeros aspectos que se deben analizar antes de introducir una vaca a un hato lechero debe ser su ubre. Esta glándula se puede clasificar según su forma: rectangulares, pendulosas, y globosas.

Lo ideal es que la ubre sea lo suficientemente grande como para producir una excelente cantidad de leche y presente unos ligamentos correctamente formados que eviten que se presente cualquier tipo de traumatismo.

De acuerdo con Lina Niño, médica veterinaria, experta en sanidad de la ubre, genéticamente se ha venido trabajando mucho el tema de las ubres tanto en el ganado de lechería especializada como en el de carne.

Indicó que hoy en día cuando un ganadero o especialista se encuentra con un animal con una ubre pendulosa con pezones con forma de embudo, muy comunes en vacas criollas, o en especies que han experimentado muy poco manejo genético, va a haber una tendencia a no ser seleccionado.

Las hembras con ubres pendulosas o caídas tienden a tener una predisposición a sufrir de mastitis, y en muchos casos sus pezones no se acomodan correctamente a las máquinas que realizan el ordeño o resultan lastimados o pisados por el mismo ejemplar.

“Este tipo de ubres no son consideradas una buena opción ni para el doble propósito con ordeño con ternero o manual, ni mucho menos para un ordeño mecánico”, explicó.

Comentó que de acuerdo a la etapa productiva de la vaca o al número de partos, los ligamentos van cediendo y hay vacas que terminan con ubres pendulosas, lo cual aumenta el riesgo de padecer mastitis.

En ese sentido se manifestó Javier Sanabria, médico veterinario quien dijo que cuando una ubre tiene ligamentos débiles y una inserción delantera bastante pronunciada, seguramente en el momento de la primera lactancia se va a descolgar.

Partiendo de su experiencia, Niño sostuvo que en la mayoría de lecherías especializadas se pueden observar ubres con ligamentos delanteros y traseros fuertes que permiten que estén bien prendidas al cuerpo del animal.

Agregó que en este segundo tipo de ubre, que tienden a tener una forma rectangular, se puede apreciar una suave inserción al abdomen de la vaca, con más tejido glandular, un ligamento trasero alto y unos pezones de 4 a 6 centímetros, cilíndricos.

Por su parte Sanabria señaló que lo que hoy en día se busca en una hembra productora es que tenga una ubre bien nivelada, y con una excelente irrigación, pues al tener estas características es posible predecir que su producción de leche será la deseada.

Por otro lado, la experta indicó que hay algunas vacas que por el desgaste de la producción necesitan un poco más de ayuda en el ordeño mecánico y se les debe realizar un escurrido o vaciado completo porque tienden a acumular o guardar leche en la ubre, estas se conocen como globosas.

“Las vacas terminan embolsando la leche, como lo llaman en el medio algunos ordeñadores y eso no es lo deseado”, sentenció.

Conocer la forma de la ubre que se requiere para la producción láctea es un asunto que le compete a todo productor, debido a que si se cuenta con un animal con buenas características va a poder asegurar una mayor productividad.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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