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Prueban con éxito una vacuna contra una enfermedad infecciosa que afecta al ganado bovino

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Expertos del CONICET testearon su eficacia en ratones. Buscan controlar la neosporosis, principal causa de aborto y fallas reproductivas en vacas.

Un grupo de investigadores del CONICET en el Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH, CONICET-UNSAM-asociado a CICPBA) acaba de lograr prometedores resultados en la búsqueda de una vacuna contra el parásito Neospora caninum causante de la neosporosis, una enfermedad infecciosa que se configura como la principal causa de aborto y fallas reproductivas en ganado bovino, lo que provoca importantes pérdidas económicas para el sector ganadero. El desarrollo fue testeado con éxito en ratones y las conclusiones se publicaron recientemente en la revista Acta Tropica.

N. caninum es un parásito de características similares a Toxoplasma gondii, el causante de la toxoplasmosis. A diferencia de este último, que tiene como hospedador definitivo al gato y puede ser transmitido a cualquier animal de sangre caliente incluido el ser humano, aquel tiene como hospedador definitivo es decir, en el que realiza su ciclo sexual al perro, pero no es capaz de infectar a las personas. No obstante, si bien no tiene importancia a nivel de salud pública, sí es de singular preocupación para el sector ganadero.

El accionar de ambos parásitos es similar. En el caso de N. caninum, una vez que se aloja en el interior del animal infectado en general por la ingesta de agua o pasto con restos de las heces de los perros se enquista en el sistema nervioso y músculos esqueléticos, para esconderse del sistema inmune. Cuando las vacas uno de sus hospedadores intermediarios entran en etapa de preñez, el sistema inmune sufre una serie de modificaciones para aceptar al feto, y el parásito aprovecha ese proceso para salir del quiste y replicarse, provocando una recrudescencia de la enfermedad que genera la muerte fetal, el aborto, o el nacimiento de terneros clínicamente sanos pero con una infección latente.

Las causas que provocan el aborto por neosporosis en vacas no se conocen por completo, pero entre ellas se destaca la pérdida de la integridad de la placenta, el tejido que comparten madre e hijo. “El feto puede morirse porque el parásito la rompe y entonces deja de recibir la cantidad necesaria de oxígeno y nutrientes. Otra posibilidad es que se dé en la madre una respuesta exacerbada frente a la infección que sea incompatible con la supervivencia del feto. En el caso de que el parásito atraviese la placenta, puede infectar al feto provocando su muerte y el consecuente aborto”, explica la investigadora del CONICET en el INTECH Valeria Sander, autora responsable del estudio.

Según la profesional, “si el ternero infectado nace, puede o no tener signos de la enfermedad. De darse una infección grave, puede morir ya nacido, aunque lo más frecuente es que sobreviva y el parásito permanezca latente durante toda la vida del animal. Y en el caso de que haya nacido una hembra infectada, al llegar a su propia etapa de preñez replicar el ciclo”.

Hasta el momento no existe una vacuna contra N. caninum por lo que en general en los rodeos se separa a aquellas vacas a las que se sabe infectadas para no ponerlas a preñar. “Como siempre el mejor abordaje sanitario es la vacunación, hay una búsqueda intensa en este sentido pero hasta este momento no se ha podido encontrar una vacuna lo suficientemente efectiva para eliminar al parásito del organismo o evitar que la infección sea transmitida a las crías durante la preñez del animal infectado”, comenta la experta.

Una de las primeras alternativas que se ha probado hasta aquí son las llamadas vacunas vivas, que se basan en el uso de las cepas menos virulentas del parásito, es decir aquellas que no generan abortos: “Lo que se hace en estos casos es exponer al organismo al patógeno para que el sistema inmune monte lo que se conoce como una respuesta inmune de memoria, es decir que en el momento en que se encuentre de nuevo con el parásito, pero ya ante una cepa de las más virulentas, pueda reaccionar rápida y correctamente. Hasta el momento no hubo ninguna exitosa, y esto tiene un peligro extra que es provocar una reversión de la virulencia, esto es que una cepa que no era peligrosa se modifique y sí lo sea”, explica Sander.

La alternativa a esto es lo que los científicos describen como vacunas a sub unidad, es decir que no se expone al organismo al parásito completo sino que se le muestran determinadas moléculas que lo componen para que genere la respuesta inmune de memoria. “Esto tiene como ventaja que no hay peligro de reversión de la enfermedad porque no usamos el parásito completo, pero como contrapartida el efecto de estas vacunas es más bajo”, apunta.

Entonces lo que hicieron los profesionales del INTECH fue combinar este método de vacunas a sub unidad con el uso de adyuvantes, es decir compuestos que colaboran para realzar y reforzar la respuesta inmune.

“Formulamos una vacuna que contiene unas proteínas de N. caninum junto a otra de origen vegetal proveniente de una planta modelo (Arabidopsis thaliana), utilizada como adyuvante, y vacunamos hembras de ratones preñadas para testear la respuesta”, detalla.

Los expertos pudieron comprobar que la vacunación con esta mezcla de proteínas es efectiva: “Si bien no varía el número de crías, sí aumenta la sobre vida de los ratones nacidos de madres vacunadas. La carga parasitaria es la misma, pero nacen menos crías infectadas, es decir que de algún modo la vacuna inhibe y reduce la transmisión vertical. Y notamos que hay un incremento de la mortalidad luego del destete, por lo que se entiende que las madres transmiten los anticuerpos mediante la leche”. El próximo paso es testear el desarrollo en vacas, para lo cual ya se encuentran trabajando en colaboración con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Balcarce.

Un punto destacado del trabajo es que pudo probar la potencial capacidad de las proteínas vegetales utilizadas como un marcador útil para el manejo de los rodeos. “Vimos que el organismo reconoce y genera anticuerpos no sólo contra la proteína del parásito sino también contra la de la planta y esto es muy importante porque abre la posibilidad, mediante un test serológico, de diferenciar aquellas vacas que están infectadas de las vacunadas, lo que favorece un mejor control para los productores ganaderos”, apunta.

Esa característica representa una importante diferencia respecto de las vacunas veterinarias tradicionales, ya que éstas no permiten distinguir un animal que fue vacunado y se encuentra sano de uno que fue vacunado y se infectó. “En las enfermedades donde las vacunas no logran evitar el 100 por ciento de las infecciones esto se torna un factor muy relevante. En el caso de la neosporosis bovina, poder distinguirlos le permitiría a los productores definir previamente qué animales ponen a preñar y cuáles destinar a su venta para producción de carne, ya que su consumo no genera problemas sanitarios”, cierra Sander.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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