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Con Ganadería Intensiva Reponer Nutrientes Cuesta Menos en Producción de Carne

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Darle al suelo lo que es del suelo, es decir, reponer los principales nutrientes, puede costar unos 80 dólares por hectárea en sistemas ganaderos que producen mil kilogramos de carne.

En cambio, cultivos agrícolas con buenos rindes, como soja y maíz, ese monto asciende hasta 550 y 740 dólares respectivamente, según determinó un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA Venado Tuerto, Santa Fe). Esa diferencia está determinada, sencillamente, por los animales: además de lo que aportan las pasturas en nitrógeno y materia orgánica, las vacas mediante las deposiciones ayudan a recuperar la fertilidad que se lleva la agricultura.

“Si se habla de sustentabilidad en sistemas ganaderos, debería reponerse todo lo extraído en cada ciclo, manteniendo el nivel de minerales en el suelo”, expresó Martín Correa Luna, especialista del INTA Venado Tuerto, que organiza las IV Jornadas Internacionales de Actualización Ganadera para la Pampa Húmeda, junto con el Ministerio de la Producción de Santa Fe y la Universidad Nacional de Rosario, el 27 y 28 de agosto en la localidad de Casilda.

“Producir 1.000 kilogramos de carne por hectárea al año significa sacarle al suelo alrededor de 30 kilogramos de minerales, lo que para su reposición cuesta 80 dólares por hectárea”, explicó el especialista del INTA y comparó: “Para obtener cuatro toneladas de soja por hectárea son necesarios 250 kilogramos de minerales y para diez toneladas de maíz alrededor de 300 kilogramos. Reponer lo que se llevan ambos cultivos representan unos 550 y 740 dólares por hectárea, respectivamente”.

En ese sentido, explicó el técnico, si no se reponen los nutrientes en cada ciclo, la intensificación productiva disminuye la fertilidad y la productividad de los suelos.

De acuerdo con Correa Luna, mientras la vaca pastorea, no sólo extrae nutrientes sino que además los repone. Los animales obtienen del recurso forrajero todos los nutrientes necesarios para su propio mantenimiento y para la producción animal –carne, leche– y además devuelven gran parte de los minerales extraídos mediante las excretas –orina y material fecal–.

Una región con elevada fertilidad en los suelos, como la pampa húmeda, permite el buen crecimiento de los pastos. “La producción ganadera depende de la conversión de forrajes en carne que hace cada animal, por eso es tan importante que el pasto sea de buena calidad”, indicó Correa Luna.

Si se habla de sustentabilidad en sistemas ganaderos, debería reponerse todo lo extraído en cada ciclo, manteniendo el nivel de minerales en el suelo.

El Costo Que No Se Ve

En los últimos años, la cría bovina intensiva (CBI), es decir, la integración de la producción agrícola y la intensificación de la ganadería pastoril, permitió aumentar la carga animal por hectárea y obtener mayor producción de carne de buena calidad.

Para Correa Luna, el planteo es el siguiente: “A los rastrojos que dejan el maíz y la soja se suman pasturas base alfalfa. Esto permite mantener una carga de cinco vacas por hectárea de pasturas durante primavera-verano y más de una cabeza sobre los rastrojos de cosecha gruesa en otoño-invierno”.

Esta intensificación permite mantener en el lote un mejor balance nutricional. “Mientras las plantas toman del suelo calcio, fósforo, potasio y sodio –entre los minerales más destacados–, el ganado, al alimentarse y recorrer el lote, devuelve una parte de lo que extrajo”, dijo Correa Luna y aclaró que en los lugares por donde pasó el animal se observa un mejor crecimiento del forraje.

 

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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