Estudios en Cataluña han validado el uso de la BCG como herramienta de control de la tuberculosis en ovejas y cabras.
El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de Cataluña (en catalán: Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries, IRTA) desde hace años colabora con el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Cataluña con el programa de erradicación de la tuberculosis en el ganado vacuno. Año tras año se ve como van apareciendo nuevos brotes de tuberculosis en los rebaños de Catalunya, evidenciando que es una enfermedad muy difícil de controlar. Para trabajar directamente con agentes infecciosos como los que causan la tuberculosis de forma segura, los centros de investigación y/o laboratorios deben manejar una unidad de biocontención de nivel 3.
Con los años, ha ido quedado patente que esta dificultad radica en la necesidad de luchar en diferentes frentes. Así pues, mientras la normativa se concentra principalmente en las vacas, la tuberculosis no es ni mucho menos tan selectiva, ya que se la puede encontrar en la fauna silvestre, por ejemplo: en los jabalíes y también en animales domésticos como las ovejas y, sobre todo, en las cabras. Por más que se intente erradicar la enfermedad de las vacas mientras ésta siga estando presente en la fauna silvestre o las cabras no se logrará nada.
Por ello, uno de los objetivos que persiguen los investigadores del Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto (IRTA-CReSA) es el de desarrollar y validar herramientas que permitan luchar contra la tuberculosis en estos frentes. Una de ellas es la vacunación. En vacas la vacunación está prohibida ya que las pruebas de diagnóstico utilizadas hoy en día no permiten todavía diferenciar si un animal está infectado o está vacunado, y como todos los animales que dan un resultado positivo se tienen que sacrificar, no podemos vacunarlos. Pero con las cabras y las ovejas la normativa no es específica en esta materia y, por tanto, no existe esta prohibición expresa a la hora de poder vacunar.
A día de hoy, aunque hay un puñado de vacunas en desarrollo para luchar contra la tuberculosis, se trabaja en gran medida con la misma vacuna que se utiliza para las personas, la BCG, que es de hecho la única vacuna registrada para prevenir la tuberculosis humana. En el IRTA se han hecho experimentos para probar si la BCG es segura y eficaz en cabras. Si bien esta vacuna no fue capaz de evitar la infección, sí permitía reducir significativamente la gravedad de las lesiones ayudando así a evitar que se extienda la infección en el animal y, por lo tanto, ayudando también a evitar la propagación de la enfermedad dentro del rebaño.
Ahora se ha dado un paso más y se ha probado la vacuna en un experimento realizado en una granja, simulando las condiciones reales de campo, una granja de cabras donde muchas de ellas (más de 3 de cada 4) estaban infectadas de tuberculosis. Se cogió un grupo de cabritos y se vacunó a la mitad de ellos, luego se mezclaron con el resto de animales de la granja para, tras un año y medio, se comprobó si la vacuna tenía los efectos que ya se habían demostrado experimentalmente y en condiciones controladas. Y, efectivamente, los resultados coincidieron. Demostrando así que la vacuna BCG es una herramienta a tener en cuenta.
Estos resultados se han publicado en libre acceso en la revista BMC Veterinary Research: Field evaluation of the efficacy of Mycobacterium bovis BCG vaccine against tuberculosis in goats Enric Vidal, Claudia Arrieta-Villegas, Miriam Grasa, Irene Mercader, Mariano Domingo and Bernat Pérez de Val BMC Veterinary Research 2017 13:252
Por otro lado están las ovejas. Parece, o al menos siempre se ha dicho, que son más resistentes que las cabras a la hora de infectarse pero está claro que también pueden contraer la tuberculosis. Y esto en rebaños donde tengan vacas y ovejas juntas, o simplemente en pastos aprovechadas por ambas especies, esto puede suponer un problema.
Así que, en colaboración con un centro de investigación de Asturias, el SERIDA, se llevó a cabo un estudio en ovejas similar al realizado en el IRTA inicialmente en cabras para probar si la BCG era eficaz en esta especie. Además, se introdujo un nuevo elemento: una nueva vacuna inactivada, administrada por vía oral.
Una de las bondades de este estudio es que se utilizó el TAC para poder evaluar de la forma más objetiva posible el volumen de lesiones tuberculosas que tenían las ovejas en los pulmones y así poder comparar los animales no vacunados con las vacunados con BCG y con la nueva vacuna de administración oral llamada HIMB.
Imagen: PLoS ONE.
Las imágenes de los TACs hechos los pulmones hablan por sí solas, en blanco se pueden ver las lesiones tuberculosas. Los animales vacunados con BCG (fila del medio) tienen mucho menor volumen de lesiones que los controles no vacunados (arriba) o los vacunados con la vacuna inactivada administrada vía oral (HIMB, abajo). Los resultados de este experimento validan el uso de la BCG como herramienta de control de la tuberculosis en ovejas al tiempo que refuerzan el modelo de infección experimental para el estudio de futuros candidatos vacunales en la especie ovina. Desgraciadamente la administración oral de la vacuna inactivada no parece una opción viable, habrá que seguir investigando, posiblemente en su eficacia con otras vías de administración.
Este estudio se ha publicado, también en libre acceso , en la revista PLoS ONE: Assessment of BCG and inactivated Mycobacterium bovis vaccines in an experimental tuberculosis infection model in sheep Ana Balseiro , Raúl Altuzarra, Enric Vidal, Xavier Moll, Yvonne Espada, Iker A. Sevilla, Mariano Domingo, Joseba M. Garrido, Ramón A. Juste, Miguel Prieto, Bernat Pérez de Val Published: July 5, 2017 https://doi.org/10.1371/journal.pone.0180546
Estos estudios han sido financiados por el Departamento de Agricultura Ganadería Pesca y Alimentación de la Generalitat de Cataluña y por los proyectos de investigación del MINECO AGL2012-36171 y del INIA RTA2014-0002-C02. El autor de la entrada agradece la revisión de la misma por parte del Dr. Bernat Pérez del Val.