Los pronósticos señalan que las micotoxinas tendrán una mayor presencia debido al cambio climático y un mayor impacto sobre la función del rumen.
Un análisis integral a las raciones suministradas a los animales resulta una de las mejores estrategias para evitar futuras pérdidas productivas.
[Buenos Aires, ARGENTINA] – La contaminación por micotoxinas suele ser uno de los aspectos más desatendidos en la dieta de los rumiantes y debería ser considerada una de las mayores amenazas para la salud y el desempeño animal. En este sentido y continuando con su contribución al desarrollo de la industria pecuaria, Alltech, compañía global líder en salud y nutrición animal, participó en la Feria Mundial de la Leche celebrada en Madison, Wisconsin (EEUU). Durante el evento se realizó la Gira de Micotoxinas de Alltech en la que participaron más de 50 productores internacionales de ganado lechero y donde la Dra. Johanna Fink-Gremmels de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) ofreció la conferencia Impactos de las micotoxinas sobre la vaca lechera.
Según Fink-Gremmels debido a las nuevas prácticas de gestión agropecuaria es imposible evitar la contaminación por micotoxinas y se espera que la presencia de estas sea mayor como consecuencia del cambio climático. Para Camilo Beck (Gerente Técnico de Alltech para Latinoamérica) ya que los niveles de temperatura y humedad son factores claves para el crecimiento de hongos y la posterior producción de micotoxinas; la constante variación del clima juega un papel importante en la aparición de micotoxinas.
Beck señala que esto se observa en recientes estudios realizados en cosechas que muestran amplias diferencias en los niveles de contaminación de un año al siguiente debido a fluctuaciones climáticas. “Las micotoxinas suelen ser muy persistentes y perduran durante el periodo de almacenamiento, al ser independientes a las condiciones del almacenaje. Así, dado que en la actualidad no contamos con procedimientos eficientes de descontaminación; la mayoría de las toxinas que están presentes tanto antes como después de la cosecha llegarán a la dieta de las vacas”, sostiene Beck. “Y las raciones mixtas totales (TMR) pueden con frecuencia presentar más de cien especies de hongos que contribuyen a formar una compleja mezcla de micotoxinas que conllevan a problemas de salud no resueltos para el ganado”.
Para Beck otros factores que influyen en la reproducción de micotoxinas son:
- Factores intrínsecos de los hongos.
- La capacidad del hongo para generar toxinas que pueden variar.
- La especie de hongo que determina el tipo de micotoxina producida.
- El nivel de contaminación inicial que influye en la cantidad de micotoxinas producidas (entre más hongos, mayor será el nivel potencial de micotoxinas).
- Factores biológicos como insectos, bien sea como vectores o esporas de hongos, o como vectores responsables del daño mecánico al grano.
Ante esta realidad, para Fink-Gremmels los ganaderos deben estar atentos a señales de sus animales como un menor consumo de alimento, trastornos en la reproducción, laminitis, mastitis, deterioro de la función renal, una menor respuesta a los programas de vacunación o una mayor susceptibilidad a enfermedades bacterianas y virales; lo que puede atribuirse a una ingesta de alimento contaminado.
“El rumen determina la salud y el desempeño de la vaca. Cuando las bacterias ruminales sufren, el hígado no funciona debidamente dando origen a una serie de síntomas como el incremento de una respuesta inflamatoria generalizada, el aumento en el recuento de células somáticas, la disminución de la digestibilidad y, en última instancia, pérdidas en la producción”, señala Fink-Gremmels.
Para Beck a fin de prevenir la contaminación del alimento por micotoxinas es necesario evitar el crecimiento de hongos. Los hongos necesitan agua, oxígeno, tiempo y temperatura apropiada; y una de sus características comunes en el alimento es su capacidad para formar y dispersar esporas. Las estrategias que previenen la ingestión por micotoxinas son siempre la mejor opción y pueden mejorar la flora del rumen. “Cuando se sospeche la presencia de micotoxinas se debe tomar muestras de las raciones de los alimentos para someterlas a pruebas; y analizar los cereales y forrajes al momento de cosecharlos y antes de almacenarlos. Una producción eficiente se da al adoptar prácticas de manejo idóneas y al poner en práctica un programa de control. Si no se vigila y controla la contaminación, aún a niveles bajos, esta traerá problemas en el rumen de la vaca lechera; perjudicando su desempeño”, concluye Beck.
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