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Proteger las Razas de Ganado Autóctonas También es Conservar la Biodiversidad

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Elena Velado Alonso, investigadora postdoctoral área de Ecología de la Universidad de Alcalá, comenta para The Conversation la relación entre la distribución de vida silvestre y la diversidad ganadera.

La humanidad se enfrenta actualmente y lo hará durante las próximas décadas al reto de alimentar a toda la población. Al mismo tiempo, se debe reducir el impacto que los sistemas alimentarios tienen sobre la naturaleza.

La intensificación agraria de las últimas décadas ha supuesto una amenaza para las especies silvestres y sus hábitats. Pero también ha afectado a la agrobiodiversidad: la diversidad biológica relevante para la alimentación, la agricultura y los agroecosistemas.

Todo lo anterior ha provocado un intenso debate, tanto académico como político, sobre cómo debe gestionarse el territorio.

LAS RAZAS GANADERAS AUTÓCTONAS, AMENAZADAS

Las razas ganaderas son un elemento destacado de la agrobiodiversidad ganadera; se consideran su unidad de manejo y conservación. Son grupos de animales domésticos con características físicas y productivas semejantes y heredables, que permiten diferenciarlos de otros grupos de animales.

Estas razas han sido (y siguen siendo) desarrolladas por las prácticas humanas. Garantizan la variedad de fuentes de alimento de origen animal, son el medio de vida de numerosas comunidades rurales y proporcionan numerosos servicios para el bienestar humano (como fibras y otros subproductos).

Estos animales son considerados un bien público global por el Banco Mundial. Asimismo, desempeñan un importante papel en el funcionamiento de los agroecosistemas, dependiendo de cómo se desarrollen los sistemas y prácticas de producción.

Por ejemplo, los herbívoros domésticos influyen en la estructura de la vegetación, en la diversidad animal que depende de esta y, por tanto, en la dinámica de las comunidades. Por otro lado, las deposiciones del ganado contribuyen a la disponibilidad de nutrientes y a su circulación en el agroecosistema. En general, el ganado ayuda a configurar paisajes más heterogéneos y complejos.

A lo largo del siglo XX, y especialmente en su segunda mitad, la industrialización y mejora de las técnicas productivas y reproductivas (como la inseminación artificial) han fomentado la difusión por todo el planeta de un grupo reducido de razas, altamente especializadas. Normalmente, junto con la expansión de sistemas ganaderos intensivos, manejadas bajo condiciones controladas.

El fenómeno ha llevado al remplazo, cruzamiento o abandono de las razas ganaderas autóctonas (aquellas adaptadas localmente). La FAO señala que solo un 10% de las razas ganaderas locales (autóctonas de determinados territorios) no están amenazadas.

POR QUÉ CONSERVAR LA AGROBIODIVERSIDAD

Para conservar la biodiversidad son necesarias no solo zonas protegidas, sino también amplias áreas que tengan un manejo que respete las necesidades de la vida silvestre. Es muy común encontrar altos índices de biodiversidad en los paisajes agrarios que rodean las áreas protegidas.

En Europa, un 50% de todas las especies viven en agroecosistemas. La Lista Roja de Hábitats muestra que un 53% de todos los hábitats amenazados son pastos. La desaparición de las razas ganaderas autóctonas y los sistemas ganaderos extensivos está teniendo consecuencias en la conservación de la biodiversidad.

En España, la ganadería ha tenido una gran importancia histórica, tanto a nivel económico, como social y cultural. La diversidad de ambientes y culturas en el territorio ha favorecido la aparición y reconocimiento de más de 150 razas ganaderas autóctonas. Muchas, como la oveja merina negra, la vaca tudanca o el asno andaluz, se encuentran actualmente en peligro de extinción.

La diversidad de usos humanos ha afectado también a la distribución de la diversidad silvestre en nuestro país. Sin embargo, hasta la fecha apenas se ha estudiado cuál es la relación entre la vida silvestre y la diversidad de razas ganaderas, pese a que podría ser de gran interés para su conservación.

DISTRIBUCIÓN LA DIVERSIDAD SILVESTRE Y GANADERA

En un trabajo publicado recientemente hemos estudiado cómo se relaciona la distribución de especies nativas de vertebrados silvestres y las razas ganaderas autóctonas en la España peninsular. Hemos consideramos 128 razas bovinas, equinas, porcinas, ovinas y caprinas.

Nuestro objetivo es mejorar la comprensión sobre la relación entre la diversidad silvestre y ganadera. Al mismo tiempo, nos parece importante identificar áreas donde se puedan aplicar estrategias de conservación integradas con efectos positivos en ambos tipos de diversidad.

En general, nuestros resultados muestran que aquellas zonas que albergan una mayor diversidad de razas autóctonas también muestran una mayor diversidad de vertebrados silvestres. Las relaciones positivas encontradas están mediadas por los gradientes climáticos característicos del territorio peninsular.

Una posible explicación para esta relación entre la diversidad silvestre y ganadera podría tener que ver con el papel que las razas y los sistemas de producción tienen en el funcionamiento y la estructura de los agroecosistemas. No obstante, sería necesario realizar más investigación para indagar en los mecanismos que subyacen en esta relación.

GESTIÓN DEL PAISAJE Y CONSERVACIÓN

Nuestros resultados muestran que, cuando se trata de usos ganaderos extensivos y sostenibles, y en contextos donde estos usos han generado un gran número de razas autóctonas, la ganadería podría ser una actividad favorable para mantener la biodiversidad silvestre.

Implementar acciones de conservación integradas podría beneficiar no solo a las razas ganaderas autóctonas, sino también a la fauna silvestre, especialmente en áreas con una larga historia de usos agrícolas y ganaderos. Todo ello permitiría fomentar la conservación de la biodiversidad más allá de las áreas protegidas, incluyendo los paisajes ganaderos.

Nuestro trabajo abre nuevas preguntas de investigación. Por ejemplo: ¿podrán estos resultados extrapolarse a otras áreas con distinta historia de usos humanos? En todo caso, contribuyen a la mejora de la sostenibilidad de los sistemas ganaderos y la conservación de la biodiversidad.

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Los riesgos del queso fresco y recomendaciones para evitar la listeriosis

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La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda que las personas embarazadas, los adultos de 65 años o mayores y las personas que tienen sistemas inmunitarios debilitados eviten comer todos los quesos tipo fresco. Esta recomendación se  incluye en los materiales educativos actualizados para el consumidor del Programa de Alimentos Humanos de la FDA.

Los quesos tipo fresco son muy propensos a contaminarse con la bacteria (microbio) Listeria, que puede causar una enfermedad llamada listeriosis. Los brotes de listeriosis han estado relacionados en varias ocasiones con personas que consumen quesos tipo fresco. Si bien cualquier persona puede contraer listeriosis, ésta puede ser muy dañina, incluso mortal, para los bebés que aún no nacen o los recién nacidos, los adultos de 65 años o mayores y las personas con sistemas inmunitarios debilitados.

Los quesos tipo fresco se utilizan en muchas preparaciones de alimentos. Estos quesos se pueden encontrar en los principales comercios minoristas, en tiendas latinas o étnicas, en los mercados de agricultores o en alimentos preparados en restaurantes como las quesadillas, nachos, tacos, burritos, sopas, ensaladas, huevos revueltos y otros platos.

Algunos ejemplos de quesos tipo fresco incluyen el queso fresco, el queso blanco y el requesón. Es posible que los vea etiquetados como «queso fresco estilo latino, estilo hispano o estilo mexicano» con banderas de países latinoamericanos o imágenes culturales icónicas.

Los quesos tipo fresco pueden ser propensos a contaminarse con Listeria

Los quesos tipo fresco no pasan por un proceso de maduración considerable, necesitan estar refrigerados y tienen un tiempo de almacenamiento corto.

Estos tipos de quesos pueden proveer un ambiente ideal para el crecimiento de la Listeria, ya que tienen un contenido de humedad alto y son bajos en ácido. A diferencia de muchas bacterias que simplemente sobreviven en ambientes fríos, la Listeria puede prosperar incluso a temperaturas de refrigeración.

La pasteurización, que es un proceso de inocuidad alimentaria en el que se calienta la leche cruda a una temperatura específica durante un periodo determinado, es efectiva para eliminar la Listeria. Sin embargo, los quesos elaborados con leche pasteurizada pueden volver a contaminarse si el entorno de manufactura no es higiénico.

Cómo reconocer la listeriosis y saber si pertenece a un grupo de alto riesgo

Los síntomas de la listeriosis varían según la gravedad de la enfermedad.

En la forma menos grave, los síntomas suelen durar de uno a tres días y pueden incluir fiebre, dolor muscular, náuseas, vómitos y diarrea.

En la forma más grave, la bacteria se propaga fuera de los intestinos. Los síntomas pueden progresar a dolor de cabeza, rigidez del cuello, confusión, pérdida del equilibrio y convulsiones, y en aproximadamente el 20 % de estos casos pueden causar la muerte.

Grupos de alto riesgo

En las personas embarazadas (en inglés), los síntomas pueden ser leves o incluso pasar desapercibidos, pero pueden provocar un aborto espontáneo, un parto prematuro, la muerte fetal o, en algunos casos, la muerte del recién nacido.

En los Estados Unidos, el riesgo de que las personas embarazadas contraigan listeriosis es aproximadamente 10 veces más alto que el de la población general. Como el sistema inmunitario se ve alterado durante el embarazo, para las personas embarazadas es más difícil combatir las infecciones.

El riesgo de contraer listeriosis aumenta cerca de 24 veces más que el de la población general si la persona embarazada es hispana. Esta incidencia más alta puede estar relacionada con el aumento del consumo de alimentos altamente propensos a la contaminación por Listeria, como los quesos tipo fresco.

Los adultos de 65 años o mayores y las personas con sistemas inmunitarios debilitados (en inglés) también tienen más riesgo de desarrollar síntomas graves asociados con la listeriosis.

Si cree que tiene síntomas parecidos a los de la listeriosis, consulte de inmediato con un profesional de atención médica.

Consejos para seleccionar, manipular y preparar quesos tipo fresco de forma segura

Para las personas que tienen alto riesgo de contraer listerioris, la mejor manera de no enfermarse es evitar los alimentos que tienen más riesgo de contaminación por Listeria.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) revisaron brotes y enfermedades pasados relacionados con la Listeria. Los CDC desarrollaron una lista de quesos con más riesgo de contaminación por Listeria que deben evitar aquellas personas con alto riesgo de contraer la enfermedad. La lista, así como las alternativas sugeridas, se pueden encontrar aquí.

Para las personas con más riesgo de contraer listeriosis que eligen seguir comiendo productos de queso tipo fresco, la FDA ofrece los siguientes consejos de inocuidad alimentaria.

Cómo seleccionar quesos tipo fresco

  • Compre solo quesos tipo fresco que: se vendan en envases sellados y sin abrir; tengan una etiqueta clara con el nombre y la información de contacto del fabricante o productor; muestren una fecha límite en la que se debe utilizar el queso (por ejemplo, fecha de vencimiento, «mejor si se usa antes de» o «usar hasta»); tengan identificado claramente en la etiqueta que se elaboraron con leche pasteurizada.
  • Evite comprar quesos tipo fresco que no estén refrigerados o que no se sientan fríos al tacto.
  • Evite comprar quesos tipo fresco si el envase se ve hinchado o abultado, o si el producto parece estar en mal estado de alguna manera.
  • Cómo almacenar y manipular quesos tipo fresco: refrigere lo antes posible los productos recién adquiridos en el envase original sin abrir. Mantenga los quesos a una temperatura igual o inferior a 40 °F (4 °C). Utilice el queso lo antes posible después de la compra. No guarde las sobras. Deseche el queso si estuvo por más de dos horas en la «zona de peligro» de temperatura, entre 40 °F y 140 °F (4 °C y 60 °C). Aquí es cuando las bacterias en los alimentos pueden multiplicarse con rapidez, lo que puede provocar enfermedades transmitidas por los alimentos.

Cómo preparar quesos tipo fresco

  • Lávese las manos con agua tibia y jabón durante al menos 20 segundos antes y después de manipular los quesos.
  • Prepare los quesos que estén en su envase original sin abrir. Evite conservar o comer las sobras.
  • Si es posible, intente cocinar el queso tipo fresco como parte del plato, a una temperatura interna mínima de 165 °F (74 °C).
  • Lave todos los utensilios, las tablas de cortar y otras superficies que estuvieron en contacto con los quesos antes de volver a usarlos para preparar otros alimentos.

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