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Observación y Monitoreo de las Deposiciones Fecales y su Relación con el Proceso Digestivo del Ganado
Monitorear las fecas del ganado bovino representa una práctica más que importante que contribuirá a formular mejores dietas y manejos, evitando serios problemas de acidosis ruminal y menores eficiencias de conversión.
Ing. Miriam Gallardo. Instituto de Patobiología CNIA-INTA Castelar – Argentina
Introducción
La observación rutinaria de la forma y consistencia física de las deposiciones fecales del animal es una práctica muy sencilla que se utiliza con frecuencia y desde hace tiempo para monitorear los procesos de la digestión. El estiércol está compuesto principalmente por residuos de alimentos que no fueron utilizados, ya sea porque son indigestibles, como por ejemplo la fibra muy lignificada, o porque pasan rápidamente sin tiempo para ser digeridos, como algunas secciones de fibra del forraje, alimentos en partículas muy finas y en algunos casos hasta granos enteros. Pero además de alimento no digerido, las deposiciones contienen diversos productos de la fermentación; bacterias ruminales y hasta descamaciones de los epitelios del tracto gastro-intestinal. Por lo tanto, un detenido monitoreo a campo de las deposiciones (en los potreros y/ó corrales de alimentación) pueden en la práctica contribuir a interpretar y corregir problemas de alimentación.
Pérdidas Energéticas del Proceso Digestivo
Si se considera que las pérdidas de alimento en las fecas constituyen la principal “fuga de energía” del sistema animal y por ende determinante de la digestibilidad de la dieta, es necesario realizar un breve recordatorio de la partición de la energía, en función de la calidad del alimento. A modo de ejemplo, en la Figura 1 se muestran las composiciones de las pérdidas teóricas de energía, en vacas lecheras consumiendo dos raciones de diferente digestibilidad.
Figura 1: Partición relativa de la energía consumida por vacas lecheras con dietas de diferente digestibilidad
El proceso digestivo, en términos generales, es poco eficiente aún con una dieta de alta digestibilidad. Por ejemplo en la gráfica de la izquierda, para una digestibilidad del 70% la energía disponible para la síntesis de leche (ENl) sigue siendo relativamente baja, menos del 30% del total de energía consumida por el animal. Pero cuando la calidad de los alimentos disminuye o el desbalance entre nutrientes de la dieta es importante, la magnitud de las pérdidas se incrementa sustancialmente (gráfica de la derecha).
La pérdidas más sencillas de controlar son en primer orden las derivadas de las fecas y luego las de los gases de fermentación (Metano), ambas pueden disminuir sensiblemente a través de dietas equilibradas (relación energía a proteínas), con alta calidad de la fibra del forraje y suministrando diariamente los alimentos de forma tal que se produzcan buenas sincronizaciones ruminales de los diferentes nutrientes contenidos en ellos.
La Materia Fecal y sus Características
Los elementos clave que afectan la textura y el tamaño de partículas del estiércol incluyen la cantidad y tipo de forraje (fibra) y de carbohidratos no fibrosos (almidón, azúcares solubles) que los animales reciben con la dieta. La forma física y el procesamiento de los ingredientes de la ración también tienen una gran influencia ya que pueden afectar significativamente las funciones ruminales y el proceso global de la digestión.
El color y el olor de las deposiciones tienen una relación directa con el tipo de ingrediente principal de la dieta. Si los animales consumen pasto fresco (pastoreo directo o pasto picado) en las fecas predominará en general el color verde oscuro. Si por el contrario, la base forrajera es fuerte en ensilado de maíz o en sorgos forrajeros, tenderán a ser de color marrón-oliva. En los casos de sorgo granífero con mucho tanino, la apariencia puede ser rojo-oscuro. En las dietas TMR (total mezcladas) con ensilajes, henos y abundantes concentrados (granos, proteínas), el color aparecerá como amarillo-oliva. En ocasiones la materia fecal, sobre todo la de tipo diarreica de dietas con alto concentrado y escasa fibra, puede observarse de color grisácea, con un aspecto blanquecino (capa tenue de color blanca) luego de unas horas a la intemperie. En este caso, la cantidad y tipo de carbohidratos, almidón principalmente determinará el color predominante. El olor penetrante y desagradable de muchas fecas tiene también estrecha relación con la extensión de las fermentaciones de los concentrados, almidón y de algunas proteínas, cuando ellas ocurren principalmente en la última porción del tracto gastro-intestinal (intestino grueso y ciego).
En función de la consistencia (grado de humedad) y características físicas (aspecto visual), se pueden distinguir cuatro tipos generales de deposiciones, con sus correspondientes variantes. En los siguientes esquemas se describen las principales:
1) Consistencia “firme”
Características: son fecas duras que se deponen como una única unidad en forma piramidal, relativamente secas (bajo contenido de humedad). En general son color marrón oscuro y no poseen un olor intenso. Al tacto son ásperas, con abundantes partículas amorfas de fibras gruesas, sin rastros visibles de grano ni alimentos que se puedan distinguir fácilmente. En casos extremos, la forma de la deposición puede dejar rastros ondulados de los movimientos del intestino al evacuar.
Diagnóstico: Consumo de abundante fibra entera de regular calidad con alto grado de lignificación y largo tiempo de retención en rumen, escaso nivel de proteína en la dieta en especial de compuestos nitrogenados degradables, provoca efecto “llenado ruminal” que conduce a menores consumos. Generalmente coincide con pH de rumen de alrededor de 7 o levemente superior. Pueden presentarse en vaquillonas, vacas secas o de fines de lactancia. En vacas de alta producción, durante el 1er tercio de lactancia reflejan una condición de subnutrición y consecuentemente menores rendimientos de leche con elevadas concentraciones de grasa butirosa y bajos porcentajes de proteína.
2) Consistencia “ideal ”
Características: deposición menos firme que la anterior, suavemente redondeada en sus bordes, dejando en el centro una leve depresión (donde, por dichos de algunos expertos “podría colocarse una flor de margarita”). Al tacto es suave y levemente pastosa y homogénea, no se visualizan fácilmente partículas de fibra larga ni granos enteros o parcialmente digeridos. En vacas de alto consumo y producción (tasa de pasaje más rápida), se pueden observar con una consistencia más ligera, pero siempre depuesta en una única unidad.
Diagnóstico: Dieta balanceada, correcta cantidad y calidad de Fibra (FDN) y suficiente nivel de fibra efectiva (FNDef). En rumen se forma un “entramado” fibroso en la capa superior que promueve una adecuada masticación, rumia e insalivación. Indica buena sincronización, con pH ruminal promedio diario de 6-6,5. Adecuado consumo voluntario y buen nivel de producción y composición de sólidos en leche.
3) Consistencia «blanda»
Característica: deposición acuosa y de olor penetrante. Presenta una forma aplanada y expandida, al deponerse “salpica” bastante. Es inconsistente y resbaladiza al tacto, muchas veces se advierte la presencia de restos de “mucus” (mucina/fibrina) del TGI, el cual es arrastrado junto a las demás partículas por la rápida tasa de pasaje de la dieta (Foto Izquierda, indicado con flechas blancas). En casos extremos, son fecas con presencia de “burbujas de gas” (alimento que pasó de largo y fue fermentado en el ciego e intestino grueso). En contacto con el aire presenta una coloración levemente grisácea. Se distinguen fácilmente partículas aisladas de finas fibras largas (> 1 cm) y granos enteros o partidos que no fueron digeridos, precisamente por la rápida tasa de pasaje. Coincide con un rumen de tipo ácido, con pH inferior a 6 en buena parte del día.
Diagnóstico: Es indicativo de un déficit de fibra, principalmente FDNef. En muchas circunstancias el animal puede encontrarse en acidosis subclínica. En ocasiones estas fecas están asociadas con alimentos en estado de putrefacción; contaminados con hongos y/o con ciertos patógenos del ambiente. No obstante, es frecuente en vacas de alta producción en los primeros meses de la lactancia, que reciben elevados niveles de concentrado en la dieta. En otras categorías es común en condiciones de pastoreo de forrajes muy tiernos (alfalfas y gramíneas en primavera temprana y en otoño) y dietas con altos contenidos de proteína degradable. Generalmente se asocia a altos consumos voluntarios y muy rápidas tasas de digestión y pasaje. El contenido de sólidos de leche es normalmente bajo, principalmente el de grasa butirosa, en algunas ocasiones se presenta la inversión en las concentraciones de grasa a proteínas (más proteína que grasa). Esta condición es de “alerta” y se debe corregir rápidamente los niveles de fibra de la dieta, principalmente.
4) Consistencia “chirle”
Característica: Fecas totalmente planas y acuosas, se visualiza en ocasiones entrecortada, en secciones muy extendidas. Se va deponiendo en forma de “chorros”, salpicando en su alrededor. Contiene abundante “mucus” intestinal, muy resbaladiza al tacto. Los garrones y cola generalmente están muy sucios con materia fecal.
Diagnóstico: Severo desbalance nutricional, déficit pronunciado de fibra y FDNef, excesos de proteínas de alta degradabilidad ruminal. Asimismo pueden presentarse con altas en sales y en óxido de Mg y en verano, con la ingesta abundante de agua en relación a la de materia seca. En estos casos, se producen disturbios en el metabolismo mineral (balance aniónico-catiónico) y en el balance hídrico corporal y es probable que muchos de los minerales de la dieta, aún estando en exceso, no se puedan absorber adecuadamente. Es frecuente en vacas pastoreando gramíneas de invierno tiernas, como principal componente de su dieta. “Alerta roja”, se debe plantear nuevamente la ración incorporando fibra (FDNef), fuentes de energía y adecuación de minerales.
Si el rumen no funciona rutinariamente de manera normal, no solo se afecta la tasa de pasaje de la digesta, con las posibles pérdidas que ello implica, sino que se incrementan los riegos de acidosis ruminal. Los síntomas asociados con la acidosis ruminal sub-clínica son:
- Reducción del pH ruminal
- Hipermotilidad ruminal
- Disminución de la masticación y la rumia
- Importantes variaciones diarias en el consumo voluntario individual (las variaciones podrían no manifestarse en el promedio grupal)
- Deposiciones fecales muy variadas dentro del mismo grupo de alimentación (desde diarrea a muy consistentes)
- Fecas con espuma, que contienen burbujas de gas
- Rastros y apariencia de mucina/fibrina en las fecas
- Aumento del tamaño de partículas (> 1 cm) en las deposiciones
- Presencia de alimento no digerido, que en otra circunstancia hubieran sido metabolizado (por ej.semilla de algodón aún con el linter, restos de expeller/pellets oleaginosas, tallos delgados y aún verdes, etc.)
- Observación de gran cantidad de grano no digerido, entero o molido (< 6 mm)
- Reducción de la eficiencia de conversión
- Disminución de la producción en comparación a los cálculos previstos.
- Disminución de los sólidos de la leche (baja grasa, baja proteína y/o cambios en la relación de ambos sólidos, con más proteína que grasa)
El Monitoreo de las Fecas a Campo y la Interpretación de los Resultados
Las prácticas de monitoreo del estiércol son sencillas y de rápida resolución. Se sugiere que se lleven a cabo rutinariamente, al menos una vez por semana, entrenando al personal que normalmente lleva a cabo el manejo de los animales. Las observaciones pueden realizarse tanto en las franjas de pastoreo como en los corrales de encierro donde se suministran henos/silajes u otros alimentos.
En el caso de las franjas de pastoreo es conveniente dividir imaginariamente una superficie, lo suficientemente representativa, en cuartiles (ver Figura 2), efectuar el conteo de las deposiciones por cuartil, clasificarlas según su tipo (duras, normales, blandas, chirles) y finalmente calcular la proporción de cada una sobre el total monitoreado. Teniendo identificado el rodeo en cuestión según su estado fisiológico (proporción de vacas en lactancia temprana, lactancia media, etc.), luego se procede al diagnóstico de situación.
Figura 2: Monitoreo de las deposiciones sobre una superficie representativa de la franja de pastoreo o del corral de alimentación
Normalmente alrededor de un 5% de las vacas de un mismo grupo pueden presentar deposiciones “anormales” y diferentes del resto y ésto no debe ser visto como un problema.
Sin embargo, cuando las deposiciones anormales de un mismo tipo superan el 25% se sugiere revisar minuciosamente la estrategia de manejo aplacada. Por ejemplo, para el caso de un grupo de animales de “alta producción” (> 35 litros/vaca/día) si la cantidad de deposiciones muy blandas se encuentra en una proporción mayor al 40% será necesario corregir inmediatamente la cantidad de fibra de la dieta, principalmente la FDNef y re-adecuar los niveles energéticos y proteicos. Si por el contrario, en el total muestreado, se advierte gran heterogeneidad de tipo de estiércol podría indicar que los animales no se están alimentando en forma pareja. Es posible que algunas vacas estén consumiendo más fibra, otras quizá más pastura y las demás silajes y/o concentrados en proporciones mayores. En estos casos es necesario corregir el sistema de suministro y, tal vez, re-agrupar los animales de manera que se elimine la competencia entre ellos (vaquillonas de 1er lactancia separadas de vacas multíparas).
Para un monitoreo más acabado, el mapeo y observación visual de las deposiciones puede complementarse con el detalle de la presencia de alimento no digerido. En tal sentido, algunos expertos sugieren una sencilla prueba de campo. A tal efecto, pueden tomarse 4 ó 5 fecas completas del grupo, asegurando que las mismas no estén contaminadas con el alimento suministrado y que, por supuesto, sean representativas. Luego, de cada una de ellas se pueden tomar unas 8 sub-muestras de alrededor de 30 gramos cada una y colocarlas en sendos recipientes apropiados. Con este set, transferir cada sub-muestra del recipiente a un tamiz o colador común “de cocina” (tamaño y profundidad suficientes; orificios de la malla de aproximadamente 1.6 mm de diámetro), enjuagando el estiércol, en el recipiente y luego en el colador, con una corriente continua de agua limpia, hasta que la misma fluya clara. Finalmente, los residuos de cada colador se pueden disponer nuevamente en los recipientes limpios y desde allí observar y comparar detenidamente la cantidad y calidad de partículas de alimento que quedaron retenidas.
Algunas Consideraciones Finales
La inconsistencia del estiércol en un grupo de vacas puede indicar desórdenes en la salud (acidosis). El grano entero o parcialmente digerido, al igual que partículas grandes de fibra, puede indicar que existe un problema de alimentación. El estrés por calor es otro factor que altera la consistencia de las deposiciones fecales. En verano es común que los animales, principalmente los de alta producción, alteren su normal ritmo digestivo y metabólico. Para evitar los efectos negativos del calor de fermentación de los alimentos, el ganado bebe más agua; consume menos materia seca y hasta pueden reducir significativamente las actividades de rumia, masticación y los movimientos ruminales del ciclo de mezcla y pasaje de la digesta.
Por tal razón, monitorear las fecas en el período estival representa una práctica más que importante que contribuirá a formular mejores dietas y manejos, evitando serios problemas de acidosis ruminal y menores eficiencias de conversión. El chequeo regular, a través de observaciones rigurosas, si bien es una técnica “subjetiva”, ayudará a prevenir los problemas y a corregirlos en tiempo y forma. Las pérdidas de eficiencia en el proceso de alimentación no se pueden controlar totalmente, pero el esfuerzo por lograr disminuirlas redundará sin lugar a dudas en un mayor beneficio económico.
Fuente: Perulactea. Envío Especial del Autor
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