El gen fue descubierto por investigadores de la Corporación para el Mejoramiento del Ganado (LIC por sus siglas en inglés) en 2014. Primero identificaron una variación genética que hacía que las vacas fueran muy peludas, y pensando en que debía existir un gen opuesto llegaron al descubrimiento del gen slick.
Así lo relató el periódico New Zealand Herald, que en días pasados consultó al investigador jefe de LIC, Richard Spelman, quién argumentó que el gen slick podría ser una herramienta valiosa para mejorar el bienestar general de las vacas lecheras de Nueva Zelanda.
“El estrés por calor tiene importantes implicaciones en el bienestar de los animales. Para las vacas lecheras, también puede afectar el consumo de alimento, la producción de leche, la fertilidad y el peso al nacer de los terneros”, aseguró el experto a este medio.
Como el gen se encontró originalmente en la raza senepol, la LIC viene trabajando en un programa de reproducción para incorporarlo en vacas lecheras de alta producción de NZ.
Spelman contó que en los últimos siete años han cruzado toros de carne senepol con vacas lecheras para obtener machos que potencialmente podrían producir un rebaño lechero más tolerante al calor en el futuro y con alto mérito genético para producir leche.
La científica de LIC Esther Donkersloot dirigió el ensayo para ver el impacto del gen en 18 vacas lecheras, nueve con el gen y nueve sin él, en la granja lechera de LIC.
El ensayo encontró que las vacas con el gen de pelo corto tenían temperaturas ruminales más bajas (0,5-1,0 °C) en comparación con sus contrapartes cuando con una temperatura ambiente de 26 °C y una humedad del 60 %, basado en la métrica THI.
“En el ganado, el rumen genera mucho calor cuando se procesan los alimentos y se suma a su carga de calor interno. Aunque una disminución de la temperatura de un grado no parece significativa, ayuda mucho a que las vacas se sientan más frescas en general”, afirmó.
De acuerdo con la experto, el valor del gen slick o de pelo corto aumentará a medida que los lecheros de Nueva Zelanda lo evidencien, pues en la actualidad ya están teniendo problemas por las altas temperaturas en verano, con picos elevados y más prolongados.
“Los granjeros quieren que sus vacas estén sanas y felices, y estar más cómodas en el calor es importante. La introducción del gen de pelo corto en el hato lechero de Nueva Zelanda podría permitir una mejora significativa en el rendimiento de las vacas en temperaturas más altas a largo plazo”, añadió.
A juicio de los autores, los hallazgos del ensayo son un paso en la dirección correcta, pero tomará tiempo aumentar el mérito genético y la producción de leche de los animales slick, pues la producción aún no alcanza la de vacas lecheras sin la variación.
La prueba mostró que las novillas slick (que son 87,5 % lecheras) produjeron alrededor de un 18 % menos de leche que las vaquillas de alta genética sin la variación.
“La genética es un juego a largo plazo. Antes de ofrecer genética tolerante al calor a los granjeros, queremos asegurarnos de que las vacas con pelo corto también tengan un alto mérito genético y la producción de leche que se espera de las vacas lecheras de Nueva Zelanda. Si el programa de mejoramiento continúa progresando como se esperaba, los ganaderos podrán criar vacas tolerantes al calor para 2029”, anunció Spelman.
Para él, la buena noticia es que la tecnología genómica ha permitido acelerar el proceso, ya que simplemente pueden analizar el ADN de un animal al nacer para averiguar si posee el gen slick: “En lugar de años de retrocruzamiento y pruebas de progenie, con la genómica podemos generar animales sobre el terreno, evaluarlos rápidamente y utilizarlos una vez que alcancen la madurez”.