La FAO encamina hoy una nueva metodología que premia la reducción de emisiones nocivas de gases de efecto invernadero en el sector lácteo con financiación para la industria ganadera e inversiones en pequeños productores.
La organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció en su página web que el sector lácteo podría participar pronto en el mercado internacional de créditos de carbono.
Ello será posible a partir del establecimiento de una herramienta a través de la cual agricultores y responsables de proyectos puedan documentar de manera fiable cómo están trabajando para ser más productivos y respetuosos con el medio ambiente.
La financiación climática y en particular los mercados de carbono estaban vedados para el sector ganadero por la inexistencia de un sistema capaz de calcular los créditos y certificar los recortes de emisiones, elaborado ahora por la FAO.
Ese innovador proyecto de la FAO fue certificado por Gold Standard, organismo independiente encargado de evaluar los proyectos climáticos dentro del Mecanismo de Desarrollo Limpio de la ONU, el cual asegura se realicen reducciones genuinas de emisiones.
La acreditación avala la concesión de créditos los cuales pueden venderse en los mercados de carbono, un flujo de ingresos potenciales que crea un incentivo financiero para que la industria láctea sea más ecológica.
Además, permite que los pequeños agricultores tengan acceso al financiamiento para sus exportaciones, destaca el comunicado de la FAO.
La denominada Metodología para pequeños productores lácteos tiene, acorde con el organismo internacional, dos grandes desafíos: hacer más productiva la agricultura con mayores rendimientos y reducir la huella de carbono en el sector, viable a partir del cambio en la composición de los piensos o la manera de suministrarlos, o mejorando la eficiencia energética de los equipos.
Según los cálculos de la FAO, para satisfacer la creciente demanda, la producción de leche para el 2025 deberá crecer en 144 millones de toneladas.
Cubrir esa urgencia con el menor daño ambiental posible precisa de cambios estratégicos en la estabulación y alimentación de los animales, en el manejo de su estiércol y en la selección de razas que producen más leche con igual cantidad de insumos.
Henning Steinfeld, jefe de la dirección de información ganadera, análisis y política del organismo de la ONU, precisó al respecto que ‘esta metodología ayudará a canalizar fondos para proyectos que tendrán un impacto real en los medios de vida de millones de pequeños productores lácteos’.
Invertir -acotó- para que las pequeñas explotaciones lecheras sean más productivas es una manera eficiente de reducir simultáneamente las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizar la seguridad alimentaria.