Los avances alcanzados en genética durante los últimos años y la invención de herramientas como los chips de ADN, capaces de analizar el comportamiento de determinados genes de forma simultánea, han mejorado el conocimiento de los animales domésticos y ayudado a rentabilizar grandes explotaciones ganaderas.
Hace unos años, para saber cuáles eran las mejores vacas lecheras, las madres eran inseminadas por varios toros y, una vez tenían crías, se esperaba entre dos y cuatro años a que dieran leche para determinar los resultados más satisfactorios.
A través del conocimiento del genoma de estos animales, los investigadores son hoy capaces de saber con prontitud qué animales van a dar más, mejor o menos grasa leche, ha explicado el director del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León (ULE), Juan José Arranz.
Este experto coordina durante esta semana el Congreso sobre Aplicaciones Genómicas en la mejora de la genética animal, celebrado en la capital leonesa y organizado por la ULE y el Instituto Agronómico de Zaragoza.
Mediante el uso de los conocimientos adquiridos por la ciencia durante los últimos años, en el momento en el que nace un ternero se le hace un análisis genético y, con su resultado, se puede estimar cuánta leche va a dar dentro de dos años, lo que ayuda al ganadero a seleccionar a los ejemplares que más le convienen y a ahorrar costes.
Las grandes explotaciones de vacuno de leche utilizan hoy estos avances, pues aunque tengan que realizar en un primer momento un gran desembolso en análisis -cada uno de ellos cuesta entre 30 y 40 euros-, con esta medida se cerciora de que su producción va a ser la deseada y obtiene, al fin, más rentabilidad.
Con estas pruebas también se puede evitar que en las producciones haya un alto índice de consanguinidad y, por tanto, que disminuya la calidad de explotaciones de vacuno, porcino o bovino y genere pérdidas en el dueño.
La mejora de la técnica en la obtención del genoma de estos animales ha hecho que el procedimiento sea más eficiente que cuando hace algo más de una década se presentó el borrador del genoma humano, ya que mientras ahora este procedimiento se puede completar con unos 28.000 euros (40.000 dólares), la primera vez costó alrededor de 105 millones (150 millones de dólares), ha destacado el experto.
“Obviamente, nadie se gasta 150 millones en secuenciar una vaca. Pero a lo mejor 40.000 sí porque de ahí va a obtener herramientas que permiten seleccionar a estos animales. Y cuando selecciono a un gran número de estos animales gano mucho dinero o mucha eficiente”, ha apuntado.
La investigación en genética y los descubrimientos son constantes, ha recordado Arranz, quien expone que entre los últimos días se ha hecho público que va a nacer un niño sin el gen que se identifica con un tipo de cáncer de mama, o que los científicos han sido capaces de descubrir, mediante el estudio de diferentes genomas, el factor que provocó que el ser humano perdiera las espinas del pene.
El crecimiento constante de la población del planeta y la que se prevé como una falta de alimentos en el futuro hace necesario que continúe la investigación en este campo de cara a obtener animales cuya producción sea más eficiente y plantas que se adapten mejor a entornos desfavorables.
Fuente: EFE
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