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Claves para Evitar Pérdidas en Zonas Ganaderas Anegadas

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Estrategias de manejo, nutrición y sanidad animal para disminuir el impacto del exceso hídrico en las ganaderías, consejos de especialistas argentinos del INTA para tomar buenas decisiones. 

Las intensas lluvias registradas durante agosto generaron distintos grados de afectación en campos argentinos, particularmente hacia el sudeste y el norte bonaerense, con zonas anegadas por el exceso hídrico. En este contexto, especialistas del INTA Cuenca del Salado –Buenos Aires– brindaron recomendaciones técnicas específicas para los planteos ganaderos, focalizadas en un monitoreo continuo del establecimiento, reordenar los rodeos y prestar especial atención a los aspectos sanitarios y nutricionales como prácticas fundamentales para disminuir el impacto del exceso hídrico.

“Un diagnóstico a tiempo sobre las características del relieve, suelo y de los rodeos es indispensable para determinar las prácticas de manejo que ayudarán a disminuir el efecto de las inundaciones”, destacó Juan Pablo Nemóz, técnico del INTA Azul –Buenos Aires–.

A pesar de las abundantes precipitaciones, como ocurrieron a fines del invierno, las posibilidades de recuperación de los lotes serán mayores y más rápidas debido a los incrementos de temperatura –mayor evapotranspiración– y crecimiento del forraje, indicó el especialista.

La mejor manera de comenzar es con una evaluación general del establecimiento: el grado de anegamiento y daño de los potreros, detectar los lugares más altos dentro de los campos –que servirán como dormideros para la hacienda– e identificar lugares de refugios y para el parto de las vacas –por el inicio de la época de parición–.

Nemóz se refirió también al nivel de transitabilidad de los potreros. “Si están totalmente anegados, se deberá prohibir el ingreso de los animales para evitar pérdidas y muerte de los terneros recién nacidos, ya que pueden ahogarse o ser arrastrados por la corriente”.

Es posible que se registren lotes con agua en los que se puede pastorear. En estos casos, “se permitirá el ingreso de la hacienda por períodos de cuatro o cinco horas. Luego se los traslada a potreros más altos”, explicó y agregó: “En estos espacios será importante el uso del alambrado eléctrico –de bajo costo relativo– para subdividirlos y conservar el recurso forrajero”.

Por otra parte, recomendaron enfocar los esfuerzos en el resguardo de las categorías más exigentes y con mayor requerimiento energético por su alto ritmo de engorde. La prioridad serán: vacas y vaquillonas preñadas a punto de parir, novillos en terminación y las vaquillonas de recría. Luego, los terneros de menor peso y recién destetados, que requieren menor cantidad de alimento y, por último, las vacas de descarte que en este momento del año tienen menores necesidades.

Daniel Méndez, especialista en producción animal del INTA General Villegas, aseguró que ante estas situaciones lo principal que se ve afectado es la base forrajera. Para evitar la rápida degradación de los pastos, “se deberá hacer una priorización según la cantidad, calidad y la accesibilidad que se tiene a los lotes”, expresó.

En cuanto a los forrajes, los verdeos de invierno y las pasturas, sobre todo en base de alfalfa, son los de mayor calidad. En caso de que no se disponga de este recurso, se podrá “suplementar con granos de cereales, maíz o sorgo debido a que cumplen perfectamente bien ese requerimiento”, indicó Méndez, para quien “el uso de reservas, como silo, es un recurso ideal para mantener la carga y la hacienda con ritmos de engorde relativamente buenos”.

De acuerdo con Némoz, al momento de suplementar se deberán elegir aquellos alimentos que contengan alta concentración de proteína, energía y materia seca. Así, el volumen de alimento a trasladar es menor y favorece su suministro.

“Los granos y subproductos –maíz, sorgo, cebada, afrechillo y raicilla de cebada– tienen un alto valor nutritivo y permiten mantener el estado corporal de los vientres con poca cantidad (2–3 kg/día por vaca)”, expresó el técnico del INTA Azul. Aunque recordó que se debe tener precaución ya que los animales pueden sufrir trastornos digestivos, como acidosis. Por lo tanto, recomendó suministrarlo en forma gradual, particularmente en animales hambreados.

Al estar los lotes inundados, podría aumentar la incidencia de enfermedades. El diagnóstico a tiempo será determinante.

Cuidados Intensivos

La aplicación del calendario sanitario básico a la rutina de los productores deberá extremarse debido a que, al estar los lotes inundados, podría aumentar la incidencia de enfermedades. El diagnóstico a tiempo será determinante.

“Con la presencia de agua en los campos se agrava la diarrea neonatal en los terneros”, dijo Nemóz, quien aconsejó consultar a un veterinario para el tratamiento con antibióticos, ya que un ternero pequeño –luego de tres días de diarrea continua– puede morir.

Por otro lado, indicó el técnico, “por la cantidad de días nublados y con los rebrotes tiernos, las vacas pueden sufrir hipomagnesemia”, enfermedad generada por el desbalance nutricional de los rebrotes tiernos con falta de magnesio, que debilita al animal, provoca su caída y posterior muerte.

Para la toma de decisiones, es importante el asesoramiento profesional y el intercambio de experiencias con otros productores debido a que eso ayudará a planificación las principales tareas.

Es importante tener en cuenta que el monitoreo continuo del estado del suelo es indispensable para evitar mayor deterioro y degradación del recurso forrajero y no afectar el posterior crecimiento primaveral.

 

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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