Un Parásito Causante del Cólico Equino Afecta a Caballos en Colombia

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Los ácaros oribátidos son fundamentales en la conservación de los suelos, pero ahora representan un peligro para los criadores de caballos, pues son hospederos de la tenia en su estado larval. Los oribátidos, microorganismos presentes en el suelo, se desplazan hasta la cubierta vegetal donde son ingeridos por los caballos. Este parásito termina su desarrollo dentro del intestino de estos animales, provocando el cólico equino que, incluso, los puede matar.

Un terreno diminuto y sorprendente. Así es el mundo de los ácaros, microfauna diversa y abundante de la familia de los arácnidos. Entre las 50.000 especies descritas, algunas son plagas y parásitos que atacan al humano (producen alergias y asma), los cultivos (secan los frutos) y los animales (se alimentan de su sangre).

Otro inmenso grupo es el de los oribátidos, organismos esenciales para la buena salud de los suelos. De hecho, en una muestra de tierra se pueden encontrar hasta 100 especies, las cuales se encargan de promover el crecimiento de hongos y bacterias y contribuir a la adecuada microestructura del suelo.

Pese a su papel vital, en la actualidad representan una amenaza para los criadores de caballos en sectores del departamento colombiano del Valle del Cauca. Así lo afirmaron científicos de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, quienes determinaron que varias especies de este tipo de ácaros son portadoras de uno de los estados de desarrollo de la tenia o solitaria, parásito que causa el cólico equino, una urgencia veterinaria que puede derivar en la muerte del animal.

Cada metro cuadrado de terreno fértil contiene miles de ácaros, de ahí el riesgo de que los caballos al pastar ingieran los que están infectados con la tenia Anoplocephala perfoliata.

Este parásito requiere de dos hospederos: en su estado larval, llamado cestodo, se aloja en el organismo de los ácaros oribátidos y en su fase adulta adquiere la forma de un gusano largo y aplanado, que se adhiere a las paredes de los intestinos del equino, alterando el normal funcionamiento del aparato digestivo.

Dolor Intenso

Según el profesor Fernando Heredia, médico veterinario y docente de la un en Palmira, el cólico es una de las principales enfermedades en equinos, debido a que su intestino, de 32 metros, cambia la velocidad de digestión, afectándolo notablemente.

“El mayor inconveniente en los caballos es que tienen un umbral de dolor muy bajo y cuando les da el cólico pueden, literalmente, morirse del dolor. De hecho, si hay intervención quirúrgica, el riesgo de mortalidad es hasta del 50%, lo que resulta muy costoso para los propietarios, pues el manejo de la enfermedad asciende hasta los tres millones de pesos”, dice el experto.

Nora Cristina Mesa, doctora en Entomología y profesora de la UN, explica que en la primera mitad del siglo XX el científico estadounidense Horace W. Stunkard descubrió que ciertos géneros de oribátidos servían como hospedero intermediario de especies de los parásitos Cyclophyllidae.

Pocos años después, se determinó que A. perfoliata completa su desarrollo larval dentro de los ácaros, los cuales ingieren accidentalmente huevos del parásito. “Nuestro trabajo consistió en identificar las especies de oribátidos que se encuentran en la materia fecal de equinos, con el fin de observar la presencia de cestodos”.

La estrategia de infección se presenta porque ciertas especies de estos diminutos arácnidos (más pequeños que una micra) se movilizan permanentemente desde el suelo hasta las pasturas donde se encuentran los huevos del cestodo. Una vez ingeridos por el ácaro, la larva tiene un medio amable para desarrollarse hasta que llega al organismo del caballo, cuando este consume pasto.

El periodo de crecimiento dentro del ácaro varía en términos de condiciones ambientales como la temperatura. Según Javier Antonio Benavides Montaño, experto en inmunología animal, el tiempo para alcanzar estado infectivo es de 8 a 20 semanas en condiciones naturales y de 28 días a 28°C, en condiciones experimentales.

Para observar los estados larvales del cestodo, los científicos colectaron muestras de materia fecal en praderas contaminadas por A. perfoliata, previamente diagnosticadas por técnicas coprológicas de sedimentación y flotación en el Laboratorio de Parasitología y Microbiología Animal de la UN en Palmira.

Las muestras de estiércol provenientes de los municipios de Yotoco, Palmira y Cali, en el Valle del Cauca, fueron procesadas en embudos de Berlese en el Laboratorio de Entomología y Acarología. Esta técnica permite identificar la densidad y biodiversidad de invertebrados en una muestra determinada.

Presencia de Ácaros

Luego del análisis de las muestras, los investigadores encontraron siete ácaros oribátidos en praderas pastoreadas por equinos. De ahí, concluyeron que estos están ligados a la prevalencia de A. perfoliata en los sistemas productivos.

“El riesgo de infección aumenta en praderas contaminadas que presentan condiciones de mayor humedad, precipitación, humedad relativa, humedad del suelo y temperatura inferior a los 25 grados centígrados, pues estos factores favorecen la presencia y diversidad de oribátidos”, dice la profesora Mesa.

La muestra de estiércol colectada a 1.700 metros sobre el nivel del mar y a temperaturas de 18 grados centígrados, en el kilometro 28 en la vía a Buenaventura, presentó la mayor diversidad. Esta fue colonizada por los oribátidos después de permanecer por más de 72 horas bajo las condiciones ambientales de la zona.

Según los investigadores, con este trabajo se entiende la urgente necesidad de conocer la dinámica poblacional de estos arácnidos y del parásito, en praderas contaminadas de regiones tropicales, para controlar su dispersión y afectación.