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#LosMONTANAexpertos Presentan: Manejo Terapéutico de la Vaca Seca

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Luis Alberto Rodriguez Izaguirre

Asesor técnico Montana

La duración del “periodo seco” de la vaca lechera es de 6 a 8 semanas, y el objetivo primordial del manejo en esta etapa es dar un periodo de descanso a la ubre con el propósito de que se regenere el epitelio glandular y, posteriormente, pueda optimizar su producción de leche. Asimismo, tiene la finalidad de prevenir la incidencia de mastitis al momento del parto.

El periodo de involución activa de la glándula mamaria tiene una duración de tres a cuatro semanas y, a pesar de haberse interrumpido el ordeño, esta continúa secretando leche con el consiguiente aumento de la presión intramamaria hasta el tercer día, aproximadamente. Al cuarto día de involución activa disminuye marcadamente la concentración de grasa, caseína, lactosa y citratos. Durante este periodo comienzan a aumentar algunas proteínas defensivas, como la lactoferrina e inmunoglobulinas, así como células del sistema inmune; sin embargo, y a pesar de ello, la aparición de nuevas infecciones intramamarias se desarrolla de forma marcada en esta etapa. Esto se debe fundamentalmente al gran volumen de leche acumulado, la falta de remoción de la misma y la escasa concentración de los sistemas defensivos durante los primeros días del periodo seco. Luego de la primera semana, la producción láctea se reduce significativamente y comienza a disminuir el volumen de leche. En consecuencia, la presión intramamaria también desciende hasta llegar a niveles mínimos a los 30 días de interrumpida la lactación (Oliver y Sordillo, 1988; Sordillo y Nickerson, 1988).

Durante la involución de la glándula mamaria se producen cambios en la estructura morfológica tisular que responden a la falta de actividad secretoria. El aspecto más evidente es el mantenimiento de la estructura alveolar a lo largo del periodo seco. El área ocupada por el estroma aumenta a un máximo a los 35 días de involución y disminuye a un mínimo a los 7 días preparto. A medida que la producción disminuye, el tejido de la glándula mamaria involuciona (Holst et al., 1987).

Días antes del parto se constituye un periodo de transición en que predominan los procesos formativos. La función prioritaria de la glándula en esta etapa es la síntesis y acumulación de calostro. Este periodo comienza entre los 20 y 15 días preparto, en el que nuevamente se sintetiza caseína, grasa y lactosa. En este tiempo, el número de células del sistema inmune comienza a descender, al igual que la lactoferrina, aunque la concentración de inmunoglobulinas (fuente de protección para el ternero) aumenta significativamente. A los 15 días preparto, la proporción de células activas se incrementa, y a los 7 días preparto, casi todas las células alveolares muestran las características típicas que indican preparación para la síntesis y secreción (aumento del tamaño citoplasmático, acumulación de gotas lipídicas basales y vesículas secretorias apicales) de leche (Calvinho, 2009).

La glándula mamaria del bovino no tiene una pérdida completa de células durante la involución, como ocurre en otras especies animales (Capuco et al., 1997). En la medida en que se aproxima la fecha del parto, los alvéolos comienzan a desarrollarse nuevamente y este nuevo tejido secretor comienza a remplazar al tejido conectivo y adiposo. En este periodo, la acumulación de secreción, la falta de remoción de leche y el posible escurrido de leche a través del canal del pezón, posibilita también la aparición de nuevas infecciones intramamarias.

Se puede concluir que la etapa inicial y final del periodo de la vaca seca son los momentos de mayor riesgo para el desarrollo de mastitis subclínica y clínica, donde la glándula mamaria bovina es altamente susceptible a las nuevas infecciones intramamarias (Oliver y Sordillo, 1989).

Por lo arriba explicado, se realizan diversos manejos terapéuticos para reducir la susceptibilidad a las nuevas infecciones intramamarias durante esta etapa.

 Terapia antimicrobiana de la vaca seca

Las nuevas infecciones intramamarias pueden producirse durante todo el periodo de vaca seca y se ha determinado que el mayor número se produce durante las primeras tres semanas luego de interrumpida la lactancia y en la etapa inmediatamente anterior al parto (Eberhart, 1986; Oliver y Sordillo, 1989). Los organismos contagiosos pueden estar presentes en las glándulas al momento del secado, mientras que durante las primeras semanas de involución y en el preparto se incrementa la exposición a los organismos ambientales (Smith y Hogan, 1997). Este comportamiento determina que los esfuerzos para controlar infecciones intramamarias deben concentrarse en el secado temprano y en el preparto. Consecuentemente, la terapia antimicrobiana se utiliza al inicio del periodo de secado para eliminar aquellas infecciones subclínicas presentes en ese momento y prevenir nuevas infecciones intramamarias que podrían presentarse durante la involución.

Por ende, la eficacia de la terapia antimicrobiana depende de los siguientes factores (Soback, 1988; Ziv, 1992):

  • Concentración óptima de antibiótico durante un tiempo adecuado en el foco de infección.
  • Susceptibilidad de los microorganismos a los antimicrobianos.
  • Farmacodinamia de los antibióticos.
  • Dosis y forma de administración.
  • Momento de realización de la terapia antibiótica (momento de lactancia o secado de la glándula).
  • Característica del patógeno, como es el caso de aureus, el cual evita el acceso del antibiótico a su membrana celular.

Respecto a la farmacodinamia, la eficacia de la terapia antibiótica para vaca seca depende, entre otros factores, del mantenimiento de una concentración óptima de antibiótico durante un tiempo adecuado en el foco de infección. En una glándula que no es ordeñada, la droga activa puede persistir por un mayor tiempo. Vale mencionar que las formulaciones para vaca seca están suspendidas en vehículos oleosos que le permiten permanecer por más tiempo en la glándula (Ziv et al., 1973). La droga activa debería unirse a las secreciones mamarias y a las proteínas del tejido mamario para minimizar la pérdida por difusión en sangre (Ziv et al., 1976; Jánosi y Huszenica, 2001). Desde el punto de vista de la inocuidad, las formulaciones deben causar mínima irritación para evitar daño al tejido secretor y prevenir fibrosis (Ziv et al., 1973; Jánosi y Huszenica, 2001). Los grupos de antimicrobianos más frecuentemente utilizados son los betalactámicos y los macrólidos.

Sellado externo de pezones

El uso de selladores de pezones tiene como objetivo reducir el número de nuevas infecciones intramamarias durante el periodo de vaca seca. Estos productos son barreras físicas, cuyo objetivo es disminuir la colonización del pezón por patógenos ambientales, fundamentalmente por coliformes, al formar una película sobre la piel del pezón. Las formulaciones incluyen, aparte de germicidas y acondicionadores de la piel, polímeros que actúan como barrera y crean una capa protectora que sella el cuerpo y la punta del pezón; esto impide la colonización en la piel del pezón. Por ende, un sellador eficiente debe tener 3 funciones básicas:

  • Reducir la cantidad de bacterias presentes en la piel del pezón por el efecto desinfectante del sellador, que ayuda a eliminar bacterias y otros microorganismos.
  • Proveer de una barrera física que forme una película en el cuerpo y punta del pezón, y que esta barrera tenga una permanencia duradera, de manera que se pueda evitar que cualquier patógeno colonice el epitelio e ingrese a través de la punta del pezón.
  • Producir un efecto emoliente y suavizante en la piel del pezón para evitar grietas que favorezcan el establecimiento de bacterias.

Sellador interno de pezones

Durante el periodo de secado se forma un tapón de queratina en el canal del pezón y en la base de la cisterna del pezón, el cual genera una barrera física natural contra los organismos patógenos. Sin embargo, se demostró que entre un 5 y un 23 % de los pezones no formaban un tapón luego de 50 días de la interrupción de la lactancia (Williamson et al., 1995; Dingwell et al., 2004), y que esos cuartos tenían un alto riesgo de contraer nuevas infecciones intramamarias (Dingwell et al., 2004). Para evitar nuevas infecciones intramamarias durante los periodos críticos, se desarrollaron los selladores internos, que forman un tapón artificial análogo al tapón de queratina que se constituye durante el periodo seco. Resultados preliminares demostraron la eficacia de los selladores internos para prevenir el ingreso de patógenos a la glándula mamaria. Consecuentemente, en estudios de campo en Nueva Zelanda y el Reino Unido se determinó que bajo las condiciones de campo de estos países, los selladores internos redujeron las nuevas infecciones intramamarias causadas fundamentalmente por Streptococcus uberis y Escherichia coli (Huxley et al., 2002). Debe tenerse en cuenta que esta práctica no va dirigida a eliminar infecciones intramamarias ya presentes al momento del secado.

De esta manera, se debe tener en cuenta que el periodo de vaca seca no significa el final de un ciclo de lactancia sino más bien el comienzo del siguiente. Este periodo es un momento de alto riesgo para la mayoría de las enfermedades que ocurren en las vacas recién paridas, en las que se hacen evidentes los signos clínicos de las mismas luego del parto. Es por ello que hoy en día el uso de selladores internos constituye una alternativa de uso para disminuir el riego de infecciones intramamarias en la etapa inicial y final del periodo de la vaca seca (Calvinho, 2009).

SEALPRO es un sellador interno no antibiótico intramamario que simula la primera línea de defensa natural (tapón de queratina) del pezón de la vaca y actúa como barrera física contra las bacterias medioambientales que producen la mastitis, puesto que impide su entrada durante el periodo seco y reduce de manera significativa las nuevas infecciones de mastitis.

El sellador interno no antibiótico SEALPRO contiene subnitrato de bismuto (2,6 g) y excipientes en una jeringa de 4,0 g, lo que previene nuevas infecciones intramamarias durante el periodo seco y conlleva una reducción de la incidencia de mastitis clínica. Este producto se indica como parte del programa de secado asociado a la terapia antimicrobiana de la jeringa intramamaria de secado, mejorando así la prevención y el control de la mastitis bovina.

El SEALPRO se administra vía intramamaria al final del periodo de lactancia, después del último ordeño a fondo, e inmediatamente después de la aplicación de la jeringa antimicrobiana intramamaria de secado.

Referencias bibliográficas

  • Calvinho, L. F. (2009). Simposio: Estrategias exitosas para producir leche de calidad. Reseña del control de mastitis en Argentina. En: Memorias de las Terceras Jornadas Internacionales de Calidad de Leche (JICAL III), 8-15.
  • Capuco, A. V., Akers, R. M., y Smith, J. J. (1997). Mammary growth in Holstein cows during the dry period: quantification of nucleic acids and histology. Dairy Sci., 80, 477-487.
  • Eberhart, R. J. (1986). Management of dry cow to reduce mastitis. Dairy Sci., 69, 1721-1729.
  • Holst, B. D., Hurley, W. L., y Nelson, D.R. (1987). Involution of the bovine mammary gland: histological and ultrastructural changes. Dairy Sci., 70, 935-944.
  • Jánosi, S., y Huszenicza, G. (2001). The use of the dry cow therapy in the control of bovine mastitis. Med. – Czech, 46, 55-60
  • Oliver, S. P., y Sordillo, L. M. (1988). Udder health in the periparturient period. Dairy Sci., 71, 2584-2606.
  • Oliver, S. P., y Sordillo, L. M. (1989). Approaches to the manipulation of mammary involution. Dairy Sci., 72, 1647-1664.
  • Smith, K. L., y Hogan, J. S. (1997). Risk factors for environmental streptococcal intramammary infections. En: Symp. Udder Health Management for environmental streptococci. June 2nd. Ontario Veterinary College, Canada, 42-50.
  • Soback, S. (1988). Therapeutic success or failure in mastitis therapy – A pharmacokinetic approach. J. Vet. Med., 44, 233-243.
  • Sordillo, L. M., y Nickerson, S. C. (1988). Morphologic changes in the bovine mammary gland during involution and lactogenesis. J. Vet. Res., 49, 1112-1120.
  • G. (1992). Treatment of peracute and acute mastitis. Veterinary Clinics of North America Food Animal Practice, 8, 1-14.
  • Ziv, G., Saran-Rosenzuaig, A., y Gluckmann, E. (1973). Kinetic considerations of antibiotic persistence in the udders of dry cows. Vet. Med. B, 20, 425-434.

 

 

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